El amor
Alfonszo Rubio Delgado
Uno de los elementos que dan sentido a la vida del género humano, es el amor. A través del tiempo, se ha querido captar su esencia. Los resultados no han satisfecho las expectativas. Siempre hay conflictos en sus constantes intentos de definirlo. Al grado de abandonar prácticamente todo intento y remitirlo a su imposibilidad.
La dialéctica, por su parte, teniéndolo como tarea, lo ha intentado. Ha dicho que tal “asunto” humano, es un equilibrio. Éste se da en medio de dos extremos. El cariño y el odio. El primero tomado como un extremo. Aunque parezca benéfico, por sus características, no lo es. De tal modo que todo lo pretendido por aquel, es nocivo. Todo lo querido, lo es de tal modo que se “adquiere”. Es decir que la tendencia de este fenómeno es adueñarse de el objeto de la querencia. De tal modo que, al lograrse el objetivo, dicho objeto, empieza a depreciarse. Así ocurre con todo objeto.
Por su parte el odio, al significar en si mismo un rechazo, se torna nocivo. Desde la más mínima manifestación, hasta lo máximo. Así un gesto desagradable, hasta un acto letal, el odio resulta nocivo.
Ahora bien, en equilibrio, estos dos elementos nos dan como resultado, ese “sentimiento” “manifestación” afectiva que llamamos amor. De moda que nunca va a los extremos. Siempre toma una parte de cariño “mezclada” con otra parte de odio. De esa forma y sin ir a un solo extremo se forma el amor. Un punto de equilibrio que no admite extremismos nocivos. Ambos, en conjunción, nos dan el más bello de nuestros modos de relación humana. Se neutraliza lo que, de otra forma, sería perjudicial. Nos muestra que, con el método citado, podemos conceptualizar algo que hacía tiempo, nos tenía ocupados. Y como humanos, preocupados.
¡Saludos amig@s!
