El boom latinoamericano

El boom latinoamericano

Josefina Reyes Quintanar

El 14 de abril pasado se fue el último exponente del movimiento literario conocido como Boom Latinoamericano. La muerte del peruano Vargas Llosa marcó el final de esta generación de escritores que hizo que muchos críticos consideraran la literatura de América Latina como la mejor de la segunda mitad del siglo XX. Sus inicios fueron en la década de los 60 y se consolidó como un movimiento editorial, social y cultural en la década de los 70.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, nuestro continente se caracterizó por fuertes cambios sociales, económicos y políticos. Con las dictaduras militares, los golpes de Estado, el primer presidente socialista electo democráticamente, las guerrillas y con un escenario de enfrentamientos debido a la Guerra Fría se fue formando ese magnífico grupo de escritores lleno de ideas novedosas, y no sólo surgieron de manera personal, sino como una gran fraternidad. Fueron un grupo novedoso, original y vanguardista al presentar sus letras.

Los que saben no se ponen de acuerdo para establecer cuál fue el libro que dio inicio al Boom latinoamericano, pero coinciden por fecha de publicación, en el año 1963: Rayuela de Julio Cortázar y La Ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Podría ser también Hijo de Hombre del paraguayo Augusto Roa Bastos, ya que ésta data del 1959. Vendrían después las obras de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Pablo Neruda, Juan Rulfo, José Donoso, Guillermo Cabrera Infante por mencionar a los más importantes. Todos ellos, autores independientes y jóvenes, terminaron siendo íconos de la literatura. La fusión entre la ficción y la realidad crearon el “realismo mágico”, con lo que la narrativa latinoamericana se valió para mostrar lo extraño como algo cotidiano.

En su momento no se mencionó mujer alguna en el Boom Latinoamericano, pero, actualmente se incluyen a algunas debido a la calidad de su narrativa y a obras características del movimiento, como es el caso de Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro, por ser considerada una de las primeras obras del realismo mágico y de gran influencia para lo escrito posteriormente por García Márquez. Pese a su brillante carrera y su trayectoria intelectual Elena Garro siempre fue desacreditada, siempre a la sombra del nobel de su marido. Hasta después de su muerte fue que se empezó a valorar su literatura.

Otra de las mujeres más representativas de este movimiento fue Rosario Castellanos, quien nació en la Ciudad de México en 1925. El feminismo y el mundo indígena son sus principales temas en obras como Balún Canán, de 1957 y Mujer que sabe latín de 1973. Su literatura es conocida internacionalmente y es una de las autoras más brillantes de la literatura mexicana.

Obras escritas por mujeres como Clarice Lispector, Nélida Piñón, Sara Gallardo, Nellie Campobello, Beatriz Guido o Cristina Peri-Rossi fueron infravaloradas en esa época, en que se escribía la Gran novela latinoamericana, durante mucho tiempo quedaron en el olvido.

Y para mencionar a la última gran colaboradora del Boom, tenemos a Carmen Balcells, quien fue pieza clave en la parte editorial. Esta agente literaria española fue la gran impulsora del movimiento, cambió las reglas del juego entre autor y editor y eliminó los contratos vitalicios. Se encargó de presentar al mundo la literatura de América Latina.