El coronavirus y la prensa

Ante la inminencia de que, de un momento a otro, o en cuestión de días, se declare la fase 3 del coronavirus Covid-19 en México debido al constante aumento de contagios comunes y la situación se torna más crítica, el siguiente es el panorama general, al menos hasta la tarde de ayer domingo, conforme a publicaciones periodísticas:

Por un lado, es alentador que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya dicho a través de un mensaje transmitido por las redes sociales, que antes de la recuperación económica está salvar vidas, según publicaron La Jornada, Excélsior y Milenio.

Cuando la epidemia empezaba, y que luego se convertiría en pandemia, Andrés Manuel no la vio con la gravedad que se anunciaba a lo largo y ancho del mundo y contravino la sana distancia que se pedía entre personas e invitó a los mexicanos a salir para no dejar caer la economía. También parecía que la preparación para hacerle frente al coronavirus iba a paso de tortuga, aunque dijera que estaban preparados. Hoy piensa diferente y eso se le debe reconocer. Nunca es tarde para enmendar. Lo que hasta el cierre de esta columna no se sabía, es si sus grandes proyectos de infraestructura, como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía, podrían desacelerarse o no para destinar más recursos al combate al citado virus.

La revista Proceso, por su parte, publica en su edición de esta semana un reportaje fechado en Mexicali, Baja California, bajo el siguiente encabezado: Aquí se hacen los respiradores que salvan vidas, pero son para EU e Italia. Lo firma la periodista Jesusa Cervantes, quien dice que nada de esa producción se queda en el país, aun habiendo incrementado sustancialmente la producción. Para colmo, “varias de esas compañías ni siquiera pagan la totalidad de los impuestos a los que están obligadas”.

 En tanto, en B.C., como en todo el territorio nacional, hay escasez. Es “la razón de la sinrazón”, diría don Quijote de la Mancha.

 Pero eso no es todo. Los hospitales de la citada entidad, en particular el Hospital General 20 del IMSS en Tijuana, que es uno de los más grandes de aquella región, preveía quedarse sin tales equipos para este lunes, según información publicada el periódico Reforma ayer domingo 12 de abril.

No hay que olvidar que aquel estado registra uno de los mayores incrementos de enfermos por Covid-19. La semana pasada, hay que recordarlo, el canciller Marcelo Ebrard anunció a todo mundo la llegada al país de una serie de insumos procedentes de China, entre los que vienen respiradores, mascarillas y cubrebocas (ver mi columna anterior). Nunca dijeron que, en febrero pasado, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, autorizó la venta –a China, precisamente– de decenas de miles de los últimos y que ahora se importan hasta en 30 veces su costo original. Esto lo minimizó anoche el funcionario pero sin aportar detalles.

En medio de todo esto, El Universal dio cuenta ayer de un grave riesgo que está muy latente: el contagio masivo de más de 200 mil presos que están en los reclusorios del país y que, por regla general, viven hacinados y sin suficientes medidas de prevención para evitar ser infectados.

 Mientras, El País, diario español con circulación aquí, titula así una información referente a nuestro país: “En México se repiten los casos (de Covid-19) como neumonía y registrados como positivos tras el fallecimiento ilustrando los agujeros del sistema de contabilidad, alejado del sistema de pruebas masivas”.

Tal vez eso mismo ha hecho reconocer a Salud que los acasos de neumonía atípica pueden considerarse como decesos por Covid-19. En tanto, el subdirector médico de Neumología del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias(INER), Justino Regalado Pineda, dijo que ante una pandemia como la actual, cualquier caso de neumonía aguda debe considerarse como sospechoso de enfermedad por coronavirus.

Otras informaciones publicadas, por ejemplo, en la misma Jornada, hablan de relajamiento de medidas contra el coronavirus en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Entrevistados algunos extranjeros que iban de paso hacia Japón y Europa, dijeron que mientras en países sudamericano como Perú los viajeros son revisados por médicos antes de partir, aquí las medidas son mucho menos estrictas, porque prácticamente no hay revisión y “eso no es bueno para la gente”, dijo uno de ellos.

 En fin, diarios y noticiarios de radio y televisión están saturando nuestro país, como en todo el mundo, con noticias relacionadas con la pandemia que sigue en auge y no se detendrá mientras cada uno de nosotros no nos hagamos responsable y hagamos el sacrificio, que no es demasiado si se miden sus beneficios: quedarnos en casa, y aunque algunas autoridades afirman que se ha cumplido, eso no es exacto. La gente, por desgracia, sigue viajando a centros de recreo, saliendo a la calle hasta en tropel y sin la menor conciencia de lo que arriesgan para ellos y los suyos.

Y tan lamentable es que no se respete el confinamiento, como el hecho de que se agreda precisamente a los trabajadores de la salud que valientemente, con equipos mínimos, combaten la pandemia. Muy desafortunadamente esos ataques absurdos y condenables desde cualquier punto de vista, se están repitiendo con mayor frecuencia. Los agresores son viles delincuentes que también pueden necesitar de estos héroes que no son valorados aquí, como sí sucede en otros países.

En todo ese marco se engloba el cada vez más dramático caso de Estados Unidos, con mucho más de 20 mil muertos, por arriba de Italia, y cuyo centro más grave se ubica en Nueva York.

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