Toparemos resultados diversos, si les pasamos la lupa a los municipios del estado para enterarnos de cómo nos esté yendo con este período de excepción en que nos metió la pandemia del coronavirus, con los problemas añejos que ya traíamos por lo de la violencia anterior. Echemos un vistazo a uno de ellos, El Grullo, anunciado en el encabezado de esta colaboración.
Trazando una línea recta en el mapa entre los puntos de Guadalajara y Barra de Navidad, bien conocidos, este municipio quedaría a la mitad de tal trazo. Componen su población unos 25 mil habitantes, casi todos radicados en la cabecera municipal. Tiene sólo ocho delegaciones foráneas, que vienen siendo asentamientos con poca población. Su historial es rico e interesante, pero no viene al caso en este momento lanzarse a tales variables. Vengamos a lo que transcurre sobre todo en su vida política por estos días.
Desde los centros informativos oficiales corre desde hace varios años la nota de que Nemesio Oseguera Cervantes(a) El Mencho, está radicado en estos lares. Como es un dato con respaldo oficial, la vox populi la ha tomado como cierta y la expande como si le constara. Mas resulta curiosa la respuesta, al interrogar a mucha gente seria del lugar sobre la personalidad o la presencia en vivo de dicho individuo, de que en realidad nadie lo ha visto ni nadie lo conoce. No sólo es curioso este punto, sino hasta desconcertante. Porque de resultar tal cabecilla de un cártel del que se dice que ha crecido en fuerzas, en influencias y en el volumen del trasiego de las drogas, tal individuo no podría pasarle desapercibido a los pobladores que habitan este lugar. Tal anonimato confeso por los lugareños resulta por lo menos incomprensible.
Hace una semana corrió la especie de que el personaje de marras había fallecido. Y se dijo que su deceso había ocurrido por secuelas de insuficiencia renal. La ubicación del hecho se radicó al mismo municipio que ha cargado con el de su residencia por todo este tiempo, El Grullo. La nota salió de las oficinas de comunicación del gobierno del estado. Se dijo que era un rumor por confirmar y se esperaba que en el transcurso de los días dicha información cuajara. Pero pasaron los días y lo único que se coló a la gran prensa sobre tal suceso vino a ser el deslinde que hicieron las fuentes oficiales federales. Hicieron saber que no era dato en firme y que había salido de las oficinas del gobierno de nuestro estado. ¿Vive aún El Mencho, ya pasó a mejor vida o nos lo van a convertir en el Bin Laden mexicano?
Lo que sí vino a resultar información verídica fue que a tres municipios de esta zona la UIF les congeló sus cuentas. Se trata de los ayuntamientos de Juchitlán, de Autlán y, otra vez, el de El Grullo. El dato que trascendió es que entraron a la lista de la nómina de personas morales señaladas por estar presuntamente involucradas en los malos manejos de los cárteles de la droga, es decir del crimen organizado, de los trabajos de investigación que realizan la señalada UIF como la DEA. Se habla de más de un millar de cuentas congeladas de personas físicas. Eso ya está en el retortero. Lo de las cuentas de los ayuntamientos sí que es un dato al que hay que ponerle atención, porque no es cosa de juego.
Permanentemente escuchamos o nos enteramos de la participación disfrazada o encubierta del brazo armado de los cárteles en los municipios del país. Y como en la rumorología no existe el valor de la palabra, se endilgan y cuelgan los sambenitos y los milagros que al gusto vengan. Buscaglia, reconocido investigador de la materia, expuso en una entrevista con Carmen Aristegui que el 60% de los municipios de nuestro país estaban controlados por dichas fuerzas oscuras. De ser cierta su afirmación, no sólo resultaría posible sostener que tenemos a estos tres municipios atenazados por el control del crimen organizado, sino que faltarían por señalar seis o siete decenas más.
No sabemos ni conocemos de la presencia de ‘la plaza’ en este lugar, menos de los espacios hasta los que llegan sus tentáculos. Lo que sí vemos con toda claridad es que por los años recientes se promovió y construyó un batallón militar en el área conocida como El Chacalito, cercano al puente del Corcovado. Ahora existe la presencia de las fuerzas armadas en estos lares, pues a un batallón lo conforma un número de seiscientos elementos. No es una fuerza menor. Ahora, el patrullaje cotidiano y los convoyes militares ya forman parte del paisaje grullense.
La alcaldesa, Mónica Marín Buenrostro, quien llegó al poder municipal bajo las siglas del MC, salió a informar a su público que le solicitó a la UIF la razón y el estado del congelamiento de la cuenta municipal y que no ha recibido respuesta. Como sea, entre la población corre la especie de que hay varios nombres de su plantilla involucrados si no con el inasible crimen organizado, sí por lo menos en manejos turbios de los dineros que corren entre sus dedos y que poseen carácter u origen público. En la calle ocurren acontecimientos hasta histriónicos. Si no fuera porque vivimos momentos crueles, les consideraríamos hasta dignos de una comedia. El día de ayer mismo una patrulla militar perseguía a un comando de malandrines, o de la plaza, como se les moteja, con sirena abierta. Los perseguidos les hicieron dos o tres disparos a los de la patrulla. Les tronaron las llantas. Hubo un vecino acomedido que les prestó un gato para que cambiaran la llanta dañada. De esta manera estrafalaria concluyó la persecución. Ahí la llevamos.