El laberinto pensionario

Foto: Archivo

Sábado 3 de febrero de 2024.- El lío pensionario no es un asunto exclusivo nuestro, ni siquiera se reduce a la esfera meramente latinoamericana, sino mundial, universal o global, como se mientan ahora estas caracterizaciones. Aquí con nosotros y en el resto de los países occidentales, englobados en la OCDE, sometidos a los cánones del FMI y del BM, se aplicó el fenómeno de las privatizaciones pensionarias y fueron llevadas al modelo de capitalización individual, simplificada su denominación con el nombre de Afores.

Los titulares de estas administradoras de fondos de pensiones (FIAP) no descartan la opción de regresarlas al modelo solidario del que surgieron. Entre otras consecuencias negativas en su aplicación y extensión global aceptan su deformación y fracaso y manejan algunas opciones para “arreglarlas”. a) Terminar con los derechos de propiedad individual, pasándolas a una propiedad colectiva de tales fondos. b) Eliminar la dispersión de administradoras y transitar a una sola administradora del sector público. c) Reemplazar los beneficios indefinidos o de tasa variable a definidos y de tasa fija.

De entre las deformaciones más serias que se le han señalado resalta el hecho cruel de que, de los abundantes rendimientos que genera un capital estable, a los pensionados se les retribuyen dividendos más que raquíticos. Peor injusticia que la de dejarles sometidos a estos ‘beneficiarios’, que son los propietarios de la inversión, a una pensión que no rebase el 30% de su último salario, no puede haber. Otra deformación viene a ser el traspaso de estos fondos a renglones ajenos de la actividad económica, donde el riesgo de pérdidas o rendimientos deficitarios siempre está latente.

Una de las ocurrencias de estos genios de las finanzas, que son las Afores y las Amafores, vino a ser la propuesta de abrir en tales cuentas esquemas de ahorro forzoso. Es decir, capitalizar y aumentar estos fondos con más recursos propios directos de los trabajadores, que son inversionistas cautivos, para que al cierre de la capitalización logren los pensionados una suma suficiente o digna para el retiro. Pero ¿quién o qué institución distinta a la fuente exclusiva del trabajador, será el responsable de que crezcan tales fondos?

Por un lado, se habla de aumentar el porcentaje de la aportación patronal. Por otra parte, también se maneja que intervenga el erario público, con su tajada correspondiente. Y finalmente se habla de cobrarle la pichada al futuro beneficiario, obligándole a incrementar sus depósitos, volis nolis (quiera o no quiera), como decían los viejos romanos.

Dentro de esta maraña de confusiones, aparte del incremento de las cuotas, se ha revisado el punto de los lapsos de cautiverio del futuro beneficiario. Antes de la aparición de estas malhadadas Afores, en el IMSS, por ejemplo, al derechohabiente se le incluía ya en la lista de beneficiarios, cuando rebasaba la suma de 600 semanas de cotización. La suma la incrementaron, ya en los nuevos esquemas, a 1, 250 semanas. Como se detectó de inmediato la injusticia y dureza de esta prolongación, se han manejados cifras intermedias, con su reducción del período a mil y aún a 750 semanas. Está claro que no las traen todas consigo estos genios. Y así sucesivamente.

Otro de sus renglones complicados, que han vuelto a los montos de retiro menos manipulables y comprensibles, son las tasas de cotización. De antaño se vivía una referencia universal que era la cuenta de los salarios mínimos. Se sacaron de la manga otras unidades, como las famosas UMAs. Con este referente se volvieron los cálculos materia para videntes y oráculos. Vino a ser una prolongación probable de las famosas UDIs, en las que el tipo de cambio entre las monedas nacionales no incidía supuestamente en los costos reales en la importación o la exportación de mercancías.

Dizque se iba a poner orden con el invento de las UMA, pero lo único que se ha conseguido con ellas es que la percepción del beneficiario se mantenga estacionada. No aumenta ni por equivocación. Y frente a las crisis inflacionarias, que son el pan de cada día, ¿qué hacen los pobres jubilados para emparejarse? Quedar en la indefensión total y sumando.

Metiendo en un solo saco todas estas ocurrencias financieras, está claro que el tal saco no se nos volvió no sólo una olla de grillos, o un costal de gatos, sino un auténtico nudo gordiano. ¿Quién irá a ser el Alejandro Magno que corte con la espada tal nudo intrincado de un solo mazazo? No aparece en el horizonte tal prócer, sino que cada vez que se busca a desenredarlo, se enreda más y más.

Tantas complicaciones le vienen por sostener estos dineros en el modelo de cuenta bancaria individualizada. Tan efectiva y generadora de beneficios que fue todo el tiempo en que se mantuvo como caja solidaria… Y sigue sin caerles el veinte a los responsables. Vamos a ver si logra esclarecer un horizonte tan confuso la propuesta que presentará AMLO en los próximos días. Ha de quedarnos claro que se está manejando la viabilidad de un modelo que se aplica a los trabajadores con registro formal. Quienes laboran en la informalidad, segmento que supera la mitad de nuestra población ocupada, sigue siendo la gran ausente, eliminada de los probables beneficios que se consigan. No falta mucho para enterarnos y conocer lo que entrará a debate tan necesario.

Tan sólo para citar un caso concreto derivado de estas marañas, traemos a colación una declaración que externó la rectoría de la UdeG. Apareció en radio UdeG el día 20 de enero del año en curso:
“Me he metido fuerte a estudiar el tema. Aunque tenemos el fondo de pensiones más sano de todo el país, hoy tiene 19 mil millones, pero nos duran 12 años. En 12 años se nos acaba si no hacemos algo. TENEMOS QUE HACER UNA REFORMA QUE NOS VA A COSTAR MUCHO DINERO, PERO QUE NOS COSTARÍAN MÁS SI NO HACEMOS ALGO”.

“Tenemos que aportar más. Actualmente estamos aportando 10% trabajadores y 10% la universidad, pero lo que dicen los estudios actuariales nos dicen que eso es la mitad de lo que se debe de aportar. DEBEMOS DUPLICAR LA INYECCIÓN DE LO QUE ESTAMOS APORTANDO AL FONDO DE PENSIONES, BUSCANDO UN ESQUEMA DONDE NO LASTIMEMOS A LOS TRABAJADORES”.

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