El Licenciado exige más para “su” UdeG y “su” cultura

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En sus discursos de apertura de la edición 33 de la Feria Internacional del Libro (FIL), inaugurada el pasado 30 de noviembre, el exrector Raúl Padilla López y el gobernador Enrique Alfaro,  removieron rescoldos que pueden encender, mínimamente, una llamarada.

El Licencido Padilla, quien desde hace más de 30 años tiene en un puño a la estatal Universidad de Guadalajara, y las más de una docena de empresas dizque parauniversitarias –de todas es presidente– reclamó, como ha sido su recurrente costumbre, más recursos económicos para la educación y la cultura.

Año tras año, al ponerse sobre la mesa de los legisladores los proyectos presupuestales respectivos, federal y del estado, de los que la UdeG recibe aproximadamente mitad y mitad del dinero para su sostenimiento, el Grupo Universidad, comandado por Raúl y seguido por sus incondicionales: el rector en turno, exrectores y directores de áreas, a quienes ha impuesto, o los ha palomeado, incluidos Sindicato de Trabajadores y la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios), piden incrementos millonarios sin cesar.

El sábado anterior dijo durante su intervención en su evento insignia anual, que además es la ratificación de su poderío como amo y señor de  la máxima casa de estudios de Jalisco, que si bien en gobiernos anteriores no han sido prioridad la educación, la ciencia y la cultura, “esperaríamos que ahora que se despliegan fuertes impulsos transformadores en el país, estos rubros fueran el principal pivote del desarrollo nacional”.

Agregó que comparte la intención (presidencial) “de llevar la educación superior al mayor número de jóvenes y de brindar apoyos a los sectores más vulnerables, pero justamente por ello resulta difícil entender que, para efectos prácticos, en el presupuesto federal se recorte el financiamiento a las universidades públicas y se frene su capacidad de crecimiento y mejora de calidad”.

Y sentenció El Licenciado: “Cualquier alternativa que no ponga énfasis en la calidad del aprendizaje corre el riesgo de perpetuar la inequidad en lugar de aminorarla”, por lo que es momento de redefinir prioridades, “tanto en las políticas como en el presupuesto”.

Padilla López pasa por alto no sólo la política actual de austeridad, sino que olvida que Andrés Manuel ya le tiene bien tomada la medida y sabe perfectamente –y lo ha dicho públicamente en al menos dos ocasiones– que hay cacicazgos en algunas universidades públicas del país. Entre éstas, sobresale la UdeG.

Pero según el entender de Raúl, muy a su modo y conveniencia, sin libertad intelectual y cognitiva, originada por la cultura, no hay fortalecimiento democrático, por lo que hizo votos para que “desde la política se apueste por el desarrollo cultural”.

Insistió una y otra vez el El Licenciado en llevar agua a su molino de lo que él entiende por cultura y educación, que no es otra cosa que la UdeG, de la que se ha apropiado, y de todos los negocios que hace de acuerdo con sus fines, y donde la cultura, su “cultura”, está medida por las ganancias, el súper neoliberal y avaricioso dicho de “ganar, ganar”.

En el fondo, lo sabemos, el mejor negocio de ese tipo de “cultura” es que prevalezca la  farándula, porque es lo que más reditúa.

Eventos como conciertos sinfónicos, danza, ópera y teatro clásico, que tienen cabida en el suntuoso Conjunto de Artes Escénicas (aunque en el centro de la ciudad está el bello Teatro Degollado), son primordialmente para  las élites, porque dados los precios ahí, son prohibitivos para la mayoría de profesores y universitarios.

Lo curioso aquí es que se ha desestimulado la creatividad hacia el interior de la propia UdeG, y para los artistas que ésta produce no hay mayores estímulos hasta ahora.

Esto y mucho más lo sabe perfectamente Andrés Manuel: que en la Universidad de Guadalajara se cobija un cacique que es mucho mejor para hacer riquezas que para la educación y la cultura de verdad, y que esos beneficios no se reflejan en las finanzas de la institución; que una buena parte (hasta más de 500 millones de pesos al año) del presupuesto  destinado a esta institución va a parar  a sus proyectos personales, y no ignora que la manipula desde hace más de tres décadas.

Sabe muy bien Andrés Manuel que mientras en las escuelas y facultades hay carencias, pero también cupo para decenas de miles de aspirantes, son rechazados para hacer que paguen sus estudios en universidades privadas –algunas de ellas patito, que crecieron bajo su cobijo.

Sabe, en tanto, que hay construcciones de lujo no prioritarias como, el Teatro Diana, Conjunto Santander, Auditorio Universitario (Telmex), en donde los cobros son exagerados para el poder económico de más del 90 por ciento del estudiantado y no pueden acceder fácilmente a esos eventos en donde, en ocasiones, los boletos más baratos superan los 500 pesos y los más caros suman miles de pesos.

Sabe el mandatario que  en el Telmex, por ejemplo, se iba a presentar un cantante (Gerardo Ortiz) violento y misógino en sus canciones, que nada aportan a la “cultura”, al contrario, y que fue vetado por las mujeres en particular y por la sociedad en general.

Sabe claramente también que Raúl Padilla, y el propio Enrique Alfaro Ramírez, formaron coalición con emecistas (obvio), panistas y perredistas en las elecciones del año pasado que pretendieron llevar al poder a Ricardo Anaya, y esto no lo ha olvidado López Obrador. Y aunque dice que no olvida pero perdona, yo lo dudo.

Sabe que mientras existe una clase privilegiada de académicos, profesores y administrativos en la UdeG que ganan altos salarios, son de tiempo completo y al mismo tiempo se desempeñan en otras funciones, como diputados, senadores, etcétera, y que sus allegados obtienen becas, mientras hay legiones de nuevos y viejos maestros que cubren esas plazas y apenas les pagan por hora-clase.

Y sabe, además, que en el Poder Judicial de Jalisco hay corrupción porque ahí predominan cotos de poder, tanto del propio Raúl como de los partidos políticos como PRI, PAN y PRD.

¿Cómo, entonces, López Obrador va a aumentar el presupuesto a un organismo que no ha sabido ni ha querido administrar correctamente los recursos que se le brindan?

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