El negocio del balón contra la salud del futbolista

Mientras el jefe de servicios médicos de FIFA sugiere volver a rodar el balón en septiembre, presidentes, dueños de equipos y ligas de futbol urgen a que el futbol regrese a los estadios y la televisión.

Ni en tiempos del Covid-19, donde la normalidad social, la economía y los eventos masivos y la dinámica deportiva se ha visto interrumpida, se consolida un criterio común global para la actividad del balompié y sus protagonistas.

A días de que Michel D’Hooghe, jefe de los servicios médicos de FIFA, diera a conocer su punto de vista y parte clínico de la posibilidad de retomar el fútbol de manera unánime en el mundo hasta septiembre, España e Italia ha avalado que sus futbolistas regresen a entrenar, con la expectativa de que quizá en un mes más los partidos se vuelvan a jugar. Esto bajo estrictos criterios de salud y sin aficionados en las tribunas.

A la par, y sin considerar seriamente la cifra de contagios y decesos en su nación, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, decidió hacer un llamado para que la asociación carioca de fútbol y los clubes analicen su regreso, pues no ve en el balompié como una actividad que pueda generar contagios entre los futbolistas. Hasta el momento el país sudamericano consigna más de 127 mil casos de Covid-19, así como 8 mil 588 muertes.

“Los futbolistas, si se infectan, tienen baja probabilidad de morir porque son atletas” fue la declaración del primer mandatario brasileño en el entorno de la pandemia que frenado el futbol.

Quizá olvide que los jugadores conviven entre sí, se movilizan de ciudad en ciudad, tienen contacto con personal de sus clubes de fútbol y de los rivales, periodistas deportivos, integrantes de los equipos de radio y televisión que transmiten sus partidos, personal logístico en los estadios y sus familias.

No obstante, dentro de su osadía, Bolsonaro no precisó si se permitiría el ingreso de aficionados a los inmuebles.

Alemania plantea también un regreso a la actividad en los terrenos de juego, mientras en México la estimación va de la mano, según Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX,  con el calendario escolar en el país, que presumiblemente se reactivaría el próximo 1 de junio.

Si bien cada liga y club en el mundo ha enfrentado la amortización de los gastos y las pérdidas económicas por esta pandemia, se han planteado todos los escenarios posibles para que el juego regrese. Siguen apareciendo voces que llaman al retorno de los partidos para que patrocinadores, cadenas de televisión y esta industria no colapsen, con el riesgo sanitario que conlleva hacerlo.

Sin sindicatos a nivel mundial y bajo el amparo capitalista de que su trabajo es bien remunerado con respecto al grueso de la población mundial, los futbolistas parece que enfrentarán el dilema de volver a su actividad pese al riesgo y el de sus familias de contraer Covid-19.

El caso del futbolista de la Juventus de Turín, en la Serie A italiana, Paulo Dybalam,quién ha dado positivo al nuevo coronaviurs, demuestra la vulnerabilidad del jugador ante el contagio.

Penosamente las ligas de Bielorrusia, Nicaragua, Taiwán, Burundi, Tayikistán ─entre otras ligas que continúan─ no ofrecen transparencia para saber si en efecto el jugar fútbol no incrementa la cifra de contagios de la enfermedad.

 

Cifras             futbolista

700 millones de dólares perdería la Liga MX si se cancela la actual temporada.

750 millones de euros de pérdidas para la Bundesliga alemana en caso de no volver a la actividad.

53 millones de euros mensuales le ha costado a la liga de España detener su marcha.

 

 

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