“El poder lleva a pobreza generalizada”: arzobispado

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Guadalajara, Jalisco.-En la edición adelantada del próximo domingo, el Semanario Arquidiocesano de Guadalajara, alerta que el poder (federal) “nos está llevando a una pobreza generalizada que sea vuelto más grave y veloz con la pandemia” en que los medios le hemos sido útiles convertidos en sus voceros en una lógica que “ha rayado en lo perverso”.

En su editorial, la publicación con fecha del 3 de mayo afirma que los tiempos de crisis que se viven ahora por el Covid-19, son aprovechados en su beneficio por quienes tienen mayor poder y que, “cuando no hay pudor, las cosas se complican”.

Dice que, por desgracia, se aplica esto al gobierno federal, que vive una contradicción porque se dice antineoliberal, “pero depende, sirve y obedece al país más neoliberal” (Estados Unidos).

Agrega que, “en su propaganda populista, los medios de comunicación, alabándolo cuestionándolo, le hemos sido útiles. Consciente o inconscientemente nos hemos convertido en sus voceros, en portavoces de lo que aletargadamente se nos dice cada mañana, con la intención de que su somnífero discurso y temática llegue a la gente que todavía le aplaude. Cree que le ha funcionado tomar las cosas a broma (así no hay compromiso), riéndose de sí mismo, y que sigamos riéndonos de sus ocurrencias, criticando sus errores, muchas veces intencionales. La lógica de esta relación ha rayado en lo perverso”.

Menciona el editorial del órgano católico que entre las muchas realidades que no hatomado en serio el poder federal (en ninguna parte cita el nombre de Andrés Manuel López Obrador) es “el Covid-19 (medidas tardías, giras burlescas a los estados, datos confusos, etc.) y el de siempre, la violencia, pero ahora más desbordada que antes”.

Los medios informativos no son sus interlocutores en las conferencias mañaneras, sino sus oyentes sin voz; “son las masas a las que el gobierno llama, convenencieramente, “pueblo” y “los medios somos sus vehículos utilitarios. Si estamos de acuerdo con él o no eso no importa, y menos le interesa dialogar, explicar o debatir.

“Y si seguimos en esta misma frecuencia, seremos los mismos los que hablaremos dela pobreza a la que nos está conduciendo, y los que, posiblemente, la defenderemos: pobres, pero felices”.

En seguida habla del centralismo y polarización que ha provocado este gobierno poniéndose en los extremos. Así lo ha hecho siempre, en la oposición y ahora desde el poder. “Ese poder nos está llevado a una pobreza generalizada, que se ha vuelto más grave y veloz con la pandemia que la humanidad está padeciendo. Que la nación dependa de él, de sus dádivas, de sus limosnas; quiere ver estirando la mano a todos (…) pidiendo compasión, conformándonos con las migajas que caigan de su mesa”.

Subraya el escrito que “como creyentes aceptamos la pobreza que es resultado de la solidaridad, de la compasión con el que sufre, la que Dios permite como purificación y para acercarnos a Él. Buscamos la pobreza que enriquece el espíritu, que fortalece la voluntad, que ayuda al necesitado al privarnos de cosas superfluas, que evita el consumismo”.

Concluye: “Rechazamos, basados en el Evangelio, la pobreza que es resultado del abuso de quien tiene algún poder para someter al otro; rechazamos la pobreza que es resultado dela complicidad y del silencio, y que nos deja cómodos con el que la provoca; rechazamos la pobreza como sometimiento a órdenes sin sentido, impuesta, aprovechada”.