El problema de los tres cuerpos

Pseudo Longino

Publicado originalmente en 2006 por Liu Cixin, “El problema de los tres cuerpos” es la primera novela de una trilogía que ha sido bien recibida por la crítica y el gran público no sólo en China sino también en occidente, a partir de su publicación en inglés (2014) y en español (2016).

El argumento se basa en la búsqueda de vida extraterrestre y los intentos de contacto con civilizaciones alienígenas, en el contexto de la Guerra Fría y la competencia entre Estados Unidos, la Unión Soviética y la República Popular.

Ye Wenjie, Una científica de alto perfil, hija de un físico teórico caído en desgracia y asesinado por los Guardias Rojos en la etapa más represiva de la Revolución Cultural, encuentra la forma de transmitir un mensaje utilizando el Sol como un potenciador de las ondas de radio. La señal es captada por una civilización que habita un planeta en el sistema de Alfa Centauri.

El título “El problema de los tres cuerpos” remite justo a las estrellas que forman este sistema, tres cuerpos vinculados gravitacionalmente que se determinan en sus trayectorias orbitales.

Ya en el siglo XIX el matemático francés Henri Poincaré demostró que no es posible diseñar o encontrar la fórmula por método analítico para determinar o describir la posición y trayectoria de tres cuerpos relacionados de esta manera.

Así, en el sistema de Alfa Centauri, los habitantes del planeta Trisolaris (llamado así porque no orbita alrededor de uno sino de tres soles) sufren los efectos del “caos”, pues han sido incapaces de predecir el movimiento de las estrellas, lo que ha dado como resultado la aparición y destrucción de sucesivas civilizaciones caídas en desgracia. Unas han sido arrasadas por el frío extremo, la falta o el exceso de brillo, el calor o efectos gravitacionales extremos.

Por eso cuando los habitantes de Trisolaris logran captar el mensaje enviado por Ye Wenjie se plantean inmediatamente colonizar la Tierra, aunque para eso tardarán siglos en trasladarse, pues sus naves, aunque muy avanzadas, sólo alcanzan una décima parte de la velocidad de la luz, como máximo.

Según se explica en la novela, como su sistema está a cuatro años luz, tardarían cuarenta en llegar a la Tierra, pero el método de empuje de sus naves, basado en la antimateria, requiere periodos de velocidad disminuida, lo que amplía el tiempo de traslado a más de cuatro siglos (terrestres).

Convertida en una misántropa por lo que ha visto en la Revolución Cultural, la Guerra Fría, el imperialismo y la devastación ambiental, Ye Wenjie decide colaborar con los trisolarianos preparando su llegada, aunque, por supuesto, no podrá presenciarla. Se funda así un movimiento que busca, de una forma u otra, colaborar con los alienígenas: la Organización Terrícola-Trisolariana.

En esa organización hay tres corrientes: los adventistas, que, desde un odio profundo hacia la especie humana, esperan que los trisolarianos exterminen a la humanidad y hagan un mejor uso del planeta; los redencionistas, que han interpretado a los trisolarianos como una deidad y esperan su llegada como los seguidores de una secta, y los supervivencialistas o preparacionistas, que tienen como objetivo salvar a la humanidad ayudando a los trisolarianos.

La manera en la que la organización suma adeptos es un videojuego titulado, justamente, “Los tres cuerpos”, en el que los jugadores experimentan los problemas de los trisolarianos, cuyas civilizaciones son periódicamente destruidas por el movimiento caótico de sus tres soles. Lo que parece un videojuego es un reto para que sólo los más inteligentes y cultos puedan avanzar, encontrar la razón por la cual en Trisolaris no es posible la previsibilidad científica de las estrellas y, entonces, ser contactados y reclutados.

La novela culmina con el descubrimiento de la conspiración por parte de los gobiernos de la OTAN, Rusia y China, que unifican esfuerzos para preparar la resistencia contra la conquista extraterrestre, aunque falten más de cuatro siglos para la llegada de los trisolarianos.

Los colonizadores extraterrestres han previsto que, debido al rápido desarrollo de la tecnología humana, para cuando lleguen quizá los terrícolas estarán en posición de entablar batalla. Por eso lanzan a la Tierra protones desdoblados y convertidos en computadoras cuánticas (“fosones”) que boicotearán los experimentos de aceleradores de partículas, evitando que la humanidad pueda comprender alguna vez la estructura profunda de la materia. Así, para cuando los trisolarianos lleguen, la humanidad no tendrá el desarrollo tecnológico necesario para oponérseles.

Como los protones enviados pueden viajar a velocidades relativistas por su poquísima masa, llegarán a la Tierra mucho antes que los trisolarianos y frenarán el avance de la física y la nanotecnología.

Cuando los estrategas militares y científicos caen en la cuenta de esa estrategia, se abre el problema de cómo superar el boicot, lo que se desarrollará en la segunda novela de la trilogía.

“El problema de los tres cuerpos” es un “best seller” de lectura fácil y que por momentos cae en la superficialidad de la narrativa. Por otro lado, contiene un planteamiento que puede resultar atractivo y sugerente para los lectores interesados en el género de la ciencia ficción, la historia política de China y la divulgación de la física.