“El que parte y recomparte en la UdeG…”

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Para la mayor parte de la población; para quienes pagamos impuestos; para familiares y, particularmente, para los padres que fincaron en sus hijos toda esperanza de lograr una carrera universitaria; pero muy especialmente para los miles que soñaron desde la infancia cumplir con ese sueño, resulta inexplicable, y enojoso, que la Universidad de Guadalajara, los rechace cuando buen porcentaje de su presupuesto se destina a los caprichudos negocios de su amo y nadie mueva un dedo para evitarlo.

Quizás para los beneficiarios directos de esos desvíos anuales, resulten mínimos 500, 600, 700 millones de pesos, o más del presupuesto de 14 mil millones que tiene esta casa de estudios para 2018, se desvíen (“se invierten”, dicen ellos) hacia negocios que nada, o muy poquito a veces, tienen que ver con la formación universitaria.

Esos recursos van a parar, por ejemplo, al Centro Cultural Universitario que tiene al menos dos asignaciones en partidas diferentes por un monto de 125 y 95 millones de pesos para un total de 220 millones. Ahí está el Auditorio Telmex que es un negociazo de farándula con llenos cada semana y de cuyas ganancias nadie sabe; el Festival Internacional de Cine absorbe 14 millones; Programa Universidad de Los Ángeles, 24.7 millones; la Feria Internacional del Libro (FIL) recibe subsidio de 7 millones de la UdeG, aparte de la aportación de “voluntarios” que hace la UdeG.

Se supone que la FIL –desde hace años afirman sus organizadores que trabajan con números negros– tiene buenos dividendos, tanto por el elevado número de expositores como por los patrocinadores y del numeroso público asistente, alrededor de 500 mil por edición.

Esto, sólo por contar algunas de las 14 empresas universitarias que de siempre preside y maneja Raúl Padilla López al cobijo de la UdeG.

¿Podrá el otro López –Andrés Manuel—meterlo en cintura? ¿Habrá pronto cupo para el 55 o 60 por ciento de los rechazados del siguiente ciclo escolar y los venideros?

Él prometió que habrá cabida para todos los aspirantes a la educación superior en todo el país.

¡Vaya que da tristeza ver a tantos muchachos rechazados! En contrapartida, ¡da coraje ver a quienes tienen a la UdeG como botín!

Esos sí, mientras los últimos dicen que no hay cupo en sus aulas, siguen construyendo nuevos edificios para preparatorias como la número 10 que estrenará inmueble cuando el que deja es funcional.

El Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), tiene poco que se trasladó del bello y funcional conjunto de la glorieta de la Normal, al del Centro Cultural Universitario en Los Belenes, y ya piensan en aprovechar la plusvalía cerca del centro y junto al parque Alcalde, para levantar ahí elevados edificios.

También está en mente de los directivos universitarios y ahora también desarrolladores urbanos encabezados por Padilla López, desplazar del centro a otro lugar la Escuela de Artes Plásticas para convertir el lugar en hotel-boutique.

Suerte similar podría sufrir también la Escuela de Música, ubicada en el antiguo claustro de San Agustín, a un costado del Teatro Degollado.

¿Sabrá AMLO cómo desenredar esta madeja de intereses? Auditorías serían vía expedita.

¿Hacia dónde se ladeará el gobernador Enique Alfaro? ¿Hacia cuál su co-gobernador Carlos Lomelí Bolaños que será coordinador del gobierno federal, representante de AMLO y repartidor de los recursos financieros?

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