El sombrero de charro: gallardía y elegancia

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Morelia, Michoacán.-Sin lugar a dudas la artesanía es uno de los elementos que nos da identidad, que nos distingue ante el mundo, por lo que es importante revalorar a los artesanos mexicanos y reconocer el talento y creatividad de las manos mágicas, que bordan graban y dan forma al oficio manual.

Gallardía, porte y el toque de elegancia, es lo que da el sombrero charro a las mujeres y hombres de a caballo que lo portan, pero su creación requiere un proceso que no cualquiera logra.

En el marco del 75 Congreso y Campeonato Nacional Charro “José María Morelos y Pavón” 2019, que se lleva a cabo en el Pabellón don Vasco, en la ciudad de Morelia, se puede apreciar el arte de la elaboración de este popular accesorio de la cultura mexicana.

Samuel Reveles, artesano del Estado de México, quien desde el año 1976 se ha dedicado a la elaboración del sombrero charro, explicó que se requiere de un proceso cuidadoso para darle perfección.

“Ahorita lo que estoy haciendo es preparar el entorno del sombrero, si observas está blando, le ponemos goma, una sustancia que importamos de Canadá para darle forma, ésta depende de cómo la pide el cliente, son variadas, tanto para mujeres como para hombres”, dijo a Partidero mientras se dedicaba a su creación.

Luego de este proceso, que dura alrededor de seis horas, se lleva a la plancha para definir a detalle la forma, que en su mayoría es de ala ancha y levantado de la parte posterior; se coloca después el adorno que lo identificará y que generalmente es bordado.

“Una vez terminado, pasa al adorno según lo que lleve, esto depende del estilo que pida el cliente, ahorita se está elaborando un ‘san Luis moderado’ que es el más utilizado por los charros”.

A decir de Samuel Reveles, los bordados se hacen “de acuerdo a lo que el cliente pide”, no hay diferencia de los que usan los hombres y las mujeres, y es que las figuras de flores son usadas prácticamente en el 90 por ciento de los sombreros; la forma y tamaño del sombrero se define con la estatura de la persona que lo lucirá.

En su taller, en el que participa toda su familia, elaboran de 20 a 25 sombreros al mes, sin embargo, los especiales o de corte más fino, tardan hasta 30 días en su creación.

El sobre charro es de origen español, de la región de Andalucía y también de Navarra, donde era un accesorio para hacendados acaudalados.  Está elaborado con fieltro de lana, de pelo de liebre o de paja de trigo, y es una auténtica protección para el brillante sol de Jalisco, y para la caída desde el lomo de un caballo.

Por eso, el verdadero sombrero de charro es de ala ancha, levantado de la parte posterior; lleva en la copa cuatro “pedradas” que le dan resistencia en caso de impacto. Para ese último caso es mejor el sombrero hecho de palma, que es más sólido sin ser demasiado pesado.

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Samuel Reveles, artesano de sombreros de charro. Foto: Francisco Castellanos J.

Características

De acuerdo a la región presenta variantes; en las zonas más secas, el ala es más ancha que en las zonas boscosas, y en aquellas con mayor humedad, los materiales son más frescos y ligeros que en las tierra altas.

Suelen adornarse generalmente con toquillas y ribetes bordados o “calados”. Los tipos de sombrero más usados son el “san Luis moderado”, “Pachuca”, “Cocula”, “hacendado”, entre otros.

Un sombrero de charro verdadero es creado por artesanos especializados, y es muy distinto al que se vende en las tiendas de “souvenirs” para turistas.

Quienes lo han usado conocen los múltiples usos y beneficios de su diseño. Algunos pueden ser cubrirse del brillante sol, del viento y, sobre todo, del polvo. Con él se atiza un fuego como se apaga si se enciende el campo; se ataranta una víbora y luego se la mata; se realiza un lance a un toro bravo que sale por el monte y se le esquiva; se le da de beber a un cuaco (caballo); se cubre el anonimato antes de un lance de amor o de librarse de un enemigo; se utiliza como escudo en la defensa de un ataque a machete o navaja, tomándolo del barbiquejo; cubre estupendamente de la lluvia que, con manga de paja o lona ahulada, es el mejor paraguas a pie o a caballo; en jaripeo, sobre todo de toros cebú, protege de los peligros de una cornada y, en caso de caída, hace las veces de casco; y otros usos que podrían añadirse por quienes lo han utilizado en el campo.

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