El “terrible” Iván Argüelles ¿sepultará al Ipejal?

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Cuando el 14 de noviembre de 2009 la LVIII Legislatura local aprobó la ley para crear  el Instituto de Pensiones del Estado (Ipejal), llamado antes simplemente Pensiones del Estado, el “terrible” Iván Argüelles Sánchez, entonces diputado, estaba ahí.

Desde el 6 de diciembre pasado el mismo “terrible” Iván es director de Ipejal.

El panista llegó ahí porque fue sin duda parte de lo negociado en la campaña electoral de Enrique Alfaro Ramírez, postulado por Movimiento Ciudadano y apoyado, además, por el PRD. No hay otra explicación.

Aunque pudiera haber otra explicación o manera de entender las cosas de la politiquería, como: si ya ayudó con su voto a la transformación de Pensiones, para convertirla en instituto financiero a capricho del gobernador en turno o de requerimientos monetarios de extraños y hasta en inversora en negocios o transacciones de alto riesgo, como ya sucedió, que ahora Argüelles coopere también en su inminente quiebra y sepultura.

Desde su fundación, allá por la mitad del siglo pasado, Pensiones del Estado fue una administradora, y buena administradora, de las obligadas cuotas de los burócratas con el objetivo de su autofinanciamiento a bajos intereses y con miras a la jubilación. Incluso, fue modelo de otros sistemas de verdadero ahorro para el retiro.

Sin embargo, los ánimos comerciales, megalómanos y despilfarradores del gobernador Emilio González Márquez y los no menores de su escudero, Oscar García Manzano, quien ya había fracasado en el ayuntamiento de Guadalajara con su pretendida remodelación de las famosas “Cien manzanas” del centro tapatío, llevaron a Pensiones a errado tránsito.

Así, sin el consentimiento de la masa trabajadora, salvo acarreados de la oficialista Federación de Trabajadores al Servicio del Estado, que preside Juan Pelayo Ruelas, quienes se manifestaron frente al Congreso del Estado para apoyar una reforma en perjuicio propio, como quedaron asentadas en esta misma página web las declaraciones que le hicieran por separado a nuestra compañera Josefina Real, el exdiputado perredista Raúl Vargas López y la secretaria general de la Federación Democrática de Trabajadores de Jalisco.

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Apenas se aprobó la iniciativa de ley de cambio de nombre y régimen de Ipejal, González, como presidente del consejo de administración, y García Manzano, en su calidad de director general, autorizaron los siguientes préstamos: 600 millones de pesos para la constructora  hispana Abengoa para la aún inconclusa presa El Zapotillo; mil 200 millones de pesos para el también diferido magno proyecto turístico de Chalacatepec, anunciado por Emilio González el 26 de enero de 2010, y cerca de mil millones de pesos para la construcción de la Villa Panamericana.

El último financiamiento fue para una coinversión del gobierno estatal con empresarios privados que, después de más de ocho años, no han podido vender los cientos de departamentos con una serie de defectos ocultos y problemas de orden legal, como también los tiene Chalacatepec .

Un estudio del despacho Farell Grupo de Consultoría publicado este 18 de febrero en El Informador, adelanta que va a llegar el día en que Ipejal no pueda cubrir sus gastos con los ingresos regulares, y que eso puede ocurrir en dos años más y tendrá que echar mano de los intereses de las reservas que, de acuerdo con el mismo diario, ascienden a 37 mil 750 millones de pesos.

En esencia, atribuye el problema al aumento de los jubilados y a la reducción de la base de los trabajadores.

Actualmente, son un total de 117 mil burócratas los que aportan y 30 mil los jubilados y pensionados, de acuerdo con los líderes sindicales. No obstante que a todos los que trabajan para los gobiernos municipales y para el estado se les descuenta en automático (en la nómina) sus cuotas, frecuentemente esos recursos son retenidos y no llegan a Ipejal.

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Pero independientemente de que tales retenciones suman ahora 570 millones, se citan otros factores que se suman al decadente instituto, como las abultadas jubilaciones  que se dan a un creciente número de altos exfuncionarios, tanto exsecretarios como exmagistrados cuyas percepciones mensuales oscilan entre los 100 mil y los 170 mil pesos.

Sin embargo, no se da cuenta de los ya mencionados grandes créditos que se han dado prácticamente a fondo perdido y que, en algunos casos, el propio gobernador Alfaro considera prácticamente irrecuperables.

El verdadero problema de Ipejal, como lo apunta un tercer gremio de burócratas, el de Cuauhtémoc Peña Cortés, secretario de la Federación General de Trabajadores del Estado y Municipios, es que “la corrupción en Ipejal hizo metástasis y se necesita una cirugía mayor”.

No obstante,  dudo mucho que esa “cirugía” la vaya a hacer el “terrible” Iván Argüelles, porque no es lo mismo levantar la mano como diputado que administrar –y hacerlo con capacidad y honestidad– un organismo al que se llega, en este caso, por la cuota de poder.

Más bien, el “terrible” Ivan puede convertirse en el sepulturero del Ipejal. Con su voto aquella vez, sólo contribuyó a la corrupción.

 

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