EL VACIO DE LIDERAZGO EN JALISCO

Definir liderazgo es resbaladizo y difícil de precisar, podemos caminar entre un líder que dirige a una comunidad o una comunidad que dirige a su líder, entre un hombre que conduce con suavidad o quien impone sus decisiones autoritariamente. Lo que no es posible negar, es la necesidad de que toda comunidad tiene alguien que interpreta sus deseos y su visión, que asume y toma las decisiones colectivas.
Es posible localizar dirigentes identificables con una época, con una cultura, con una experiencia colectiva, con una aspiración social, como también con apetitos malsanos. En Jalisco como en cualquier sociedad son identificables esos tipos de liderazgo, con el riesgo de caminar por el filo de la glorificación o la descalificación fácil.
Tampoco es sencillo en unas cuantas líneas establecer para un estado con una historia rica y vigorosa, las características del liderazgo que debe contener, sobre todo a partir de los hombres que lo diseñaron y lo condujeron bajo circunstancias específicas, además de establecer cómo llegaron a convertirse en líderes, la mayoría impuestos por un poder central.
Los personajes históricos por supuesto tienen grandes logros pero también graves deficiencias, así encontramos que hicieron importantes acciones en tanto que sus familias actuaron como depredadores. O ellos mismos abusaron de las funciones, que en un momento determinado ejercieron. Sin embargo mirando en retrospectiva podemos calificar sus logros, así tenemos por ejemplo la creación de la Universidad de Guadalajara como uno de los proyectos históricos más trascendentes, realizado por Guadalupe Zuno y su generación y la no menos vigorosa intervención de Jesús González Gallo, en el enriquecimiento de dicha institución en las áreas de ingeniería y arquitectura. Todo ello llegó a convertir a la Universidad de Guadalajara, en referente de la educación superior en América latina.
Los gobiernos de la etapa posterior a la revolución, son medibles como los demás por sus logros y criticables en sus excesos y abusos, hasta llegar a la etapa que podríamos llamar civilista, en la que también pudiéramos encontrar elementos de alabanza como de crítica. Sin embargo acompañan a todos los gobiernos otros líderes, que por determinadas circunstancias y maneras han influido positiva o negativamente en la conducción del estado.
Podríamos afirmar que en las últimas cuatro décadas la actuación estatal ha sido con más saldos negativos que positivos, que como rasgo común han tenido el abuso y la depredación de los recursos, sobre todo financieros. Han sido gobiernos torpes y de magros resultados. Las administraciones a partir de 1980 han sido con algunas acciones de excepción, mediocres.
Los fenómenos generados a partir del desconocimiento de lo que el estado necesita, han sido entre otros el desequilibrio del desarrollo y asentamiento poblacional, con una zona metropolitana creada y dirigida por los intereses inmobiliarios sin escrúpulo, con la consecuente desatención de las distintas regiones y su población. Además del agotamiento de los recursos naturales no renovables y su destrucción como el daño a las fuentes de agua y la aberrante contaminación por el uso doméstico y lo que es más grave por la contaminación industrial, generando enfermedades mortales en la población.
No es coincidencia que en la actualidad Jalisco sea uno de los estados con mas rezago en seguridad pública y problemas de delincuencia organizada, el deterioro social se manifiesta en un constante y cada vez más acelerado deterioro del tejido social, a partir de la deficiente formación educativa por la incompetencia de los gobiernos, lo que necesariamente se convierte en un círculo vicioso que se alimenta con el deterioro cultural y de valores.
Fenómenos paralelos que afectan a la vida comunitaria aunque imperceptibles a la mayoría de la población, han sido el debilitamiento de comunidades que enriquecieron en su momento nuestra vida, como la fricción entre las posiciones ortodoxa y liberal de la comunidad judía, con la consecuente salida de personas y capital hacia el extranjero.
También influye la desaparición de grandes personajes de la comunidad libanesa que enriquecieron social y económicamente el estado. Ambas comunidades la judía y la libanesa, participaron en proyectos de gobierno y sociales trascendentes, además de su fortaleza empresarial, como por ejemplo con el doctor Juan I. Menchaca, alcalde de Guadalajara, en hacer de la ciudad la más bella del país.
Podemos recordar nombres de personajes ilustres como el Cardenal José Garibi Rivera, quien además de su función religiosa fue un líder social que trascendió su época. Efraín González Luna, abogado e inspirador de organizaciones empresariales trascendentes y de organismos públicos en la historia jalisciense. A José Cornejo Franco inspirador y generador de una generación de personajes ilustres que destacaron en la academia universitaria y en la vida pública.
Lo que nos lleva a considerar que no podremos salir del bache si la sociedad misma no impulsa el cambio, y contrariamente a lo concebido que asuma el liderazgo. En tanto se genera la nueva generación de dirigentes con valores éticos.
Si hemos de medir los resultados esperados de las administraciones futuras inmediatas, el resultado es pesimista, después de escuchar las distintas declaraciones y propuestas de la pasada elección, nos queda un sabor amargo. Los candidatos y los futuros funcionarios, fueron tachados por sus rivales como delincuentes, de ser ciertas dichas afirmaciones, no es esperanzador el futuro que nos espera. Estaremos no solo ante la ineficiencia de los gobiernos, sino cargando con la pérdida total de los valores de una sociedad, que pierde su razón primaria de existir.