Elecciones: de todo, menos resultados

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La llamada democracia más grande del mundo que en realidad solo es la democracia estadunidense─, luego de tres días de celebrar sus elecciones presidenciales no ha podido dar el resultado final. Por el contrario, lo que ha ofrecido a sus ciudadanos y a millones de personas en el mundo son protestas callejeras, lentitud en el conteo de los votos, reclamo de fraude por parte del presidente Donald Trump. En contraparte, llamados a la calma desde Joe Biden, candidato demócrata.

También actos de censura de las principales cadenas de televisión norteamericanas, y amenazas desde la Casa Blanca de llevar el desenlace de la elección hasta la Suprema Corte.

Lo dije hace algunas semanas: este proceso electoral es un culebrón.

En las elecciones del pasado martes los ciudadanos salieron a elegir al siguiente presidente, a renovar la Cámara de Representantes, 35 curules del Senado y once gubernaturas, entre otras tantas cosas. Llamó la atención los 103 millones de votos anticipados y por correo que fueron enviados, así como la copiosa participación el día de la elección, superando en asistencia a cualquier ejercicio electoral anterior.

Frente a la masiva respuesta ciudadana, las autoridades electorales y los comités estatales encargados de llevar a cabo la elección, quedaron a deber al ser superados por la participación de la comunidad.

Un escenario inédito en Estados Unidos es la denuncia del presidente Donald Trump por supuesto fraude al momento de contar los votos que están llegando por correo. En este tenor, el republicano demanda que se cierre el conteo o que no sean tomados en cuenta los sufragios que llegaron por correo.

Sin duda, la estrategia de Trump sigue siendo minar la confianza en el proceso electoral como lo ha venido haciendo meses atrás. El presidente acusó a Biden de querer “robar” las elecciones, y cuestionó la legitimidad de la democracia estadunidense. Frente a su demanda de detener el conteo de votos, los jueces de Georgia y Michigan contestaron con un rotundo no.

Al tiempo que eso sucede, en las calles comenzaron a presentarse las primeras protestas. En Minneapolis los manifestantes bloquearon una autopista, lo que provocó arrestos. En Portland, fue desplegada la Guardia Nacional para contener los disturbios. En Phoenix, condado de Maricopa, cientos de personas salieron a las calles, algunas de ellas armadas pues la ley en Arizona permite que la gente porte armas a la vista en la vía pública. En Detroit se reunieron afuera de un centro de conteo de boletas exigiendo que los funcionarios detengan el conteo. Otros manifestantes salieron a las calles a exigir que se cuenten todos los votos. Miles de personas manifestándose a favor o en contra del actual Gobierno.

Por su parte, varias cadenas de televisión decidieron cortar la señal en directo de la comparecencia de Trump por considerar que su discurso era una mentira que no aportaba pruebas del supuesto fraude electoral. A querer o no, fue un acto de censura.

Sin duda, Donald Trump buscará la intervención de la Suprema Corte, donde acaba de consolidar su mayoría conservadora, y está dispuesto a descarrilar el proceso con acusaciones sin sustento. Su objetivo no es necesariamente ganar las demandas, sino sembrar dudas sobre la integridad del proceso electoral.

Al final del día, la democracia estadunidense nos ha regalado de todo, menos los resultados finales.

 

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