En Conade, más fuerte la pluma, que la espada

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La inmortal frase del poeta británico Edward Buwler Lytton, bien podría ser aplicada por la esgrimista Paola Pliego a la Comisión Nacional del Deporte (Conade) y el Comité Olímpico Mexicano (COM).

Paola Pliego, uzbeka por desilusión y mexicana por convicción, ha asestado como buena espadachina un quirúrgico golpe a la Conade, y no necesariamente a la actual administración que encabeza Ana Gabriela Guevara, sino a toda la estructura de esta muy cuestionable y discrecional dependencia deportiva en el país.

Luego de que se le imputara un falso dopaje que le arrojó positivo por la sustancia modafinil, misma que le impidió participar en su disciplina, – la esgrima- en los juegos Olímpicos de Río 2016 y que hoy día le permite recibir una indemnización de 15 millones de pesos, dinero que no alcanza para comprar un pasaje a la máxima justa deportiva, pero que resarce en algo el daño moral a la naturalizada mexicana.

En 2019, ante la falta de respuesta de la Conade y el COM, la atleta decidió emigrar a Uzbekistán para competir por aquella nación. Luego, en una eliminatoria reciente, Paola cayó ante una representante mexicana, situación que le generó una serie de burlas y escarnios en redes sociales.

Hoy día, y a pesar de su discurso medianamente solidario con la atleta, la titular de la Conade aseveró que van a apelar la sanción, y es que en tiempos de austeridad republicana no es conveniente pagar 15 millones de pesos de un asunto que si bien surgió en la administración del expolicía Alfredo Castillo, no fue bien gestionada por la sonorense y hoy deberá enfrentar la contingencia económica.