Felipe Cobián Rosales
En ese fenómeno nacional –señal de los tiempos– de ir y venir de militantes de un partido a otro, más por razones prácticas, o de conveniencia personal, que por cuestiones de convicciones, Jalisco no ha quedado al margen.
Los casos más evidentes de esa emigración-inmigración han sido entre otros, de manera convenenciera ante la caza de algún cargo, los siguientes: José María Martínez, senador y exdiputado, se fue del PAN a Morena; Carlos Lomelí, del PRD a MC y Morena donde fue candidato a la gubernatura en estas elecciones; Salvador Caro, del PRI A MC Claudia Delgadillo pasó del PRI a Morena, hace muy poco; Alberto Uribe del PRI a MC y Morena; . Antes, Fernando Garza, del PAN, voló al PRD y aleteó de nuevo al PAN.
Pero los que más brincos han dado son los siguientes: Salvador Cosío pasó del PRI al PRD a Convergencia, a Morena y luego al Verde; Enrique Ibarra igual: PRI PRD, PT y MC.
El mismo camino siguió Enrique Alfaro Ramírez, ahora virtual gobernador de Jalisco.
Lo que nunca nos imaginamos fue que apenas declarado triunfador a costa del partido anaranjado, renunciara de inmediato al mismo. Ahora lo que no sabemos es si de ahí se irá a la cargada a Morena con ánimos reconciliatorios con el futuro presidente del país, Andrés Manuel López Obrador.
Si ya Alfaro ha recorrido, junto con Enrique Ibarra, cuatro partidos, no habrá quinto malo.
Esto si tomamos en cuenta la facilidad con se divorcian de un partido y se van a otro sin el menor recato, sin importar ideología, doctrina ni principios sólidos o convicciones.
Se les hace tan fácil –como a las abejas o mariposas–, ir de flor en flor según la temporada, según el néctar y los vientos de la política.
Bajo este pragmatismo de los políticos de hoy ¿qué tanto puede uno confiar en sus promesas, en la transformación de la sociedad o como mesiánicamente dicen: la refundación de una ciudad, de un estado o de la misma nación?
Alfaro ha dicho tras su última renuncia que no buscará más una elección. ¿Resistirá a la tentación? Mucho lo dudo.
El hombre, el ser humano todo, arrastra más sus vicios que sus virtudes hasta el fin de sus días.
Octavio Paz decía, palabras más, palabras menos, que entre más viejo está uno las pasiones se arraigan más hondo.
Resulta muy difícil creerle a Alfaro cuando porque se contradice. Cuando fue presidente de Tlajomulco, lo declaró municipio libre de la influencia de Raúl Padilla López. ¿Y qué fue lo primero que hizo para llegar a la gubernatura? Se alió con el cacique universitario.
Para tener dinero y poder, algunos, no se diga políticos, venden su alma al diablo.
De unos años a la fecha, entrar, salir o cambiar de partido político es algo común y corriente. O miles de prii
Desde hace ya algunos años.