Partidiario
Criterios
Quince días después de que se publicitara en las “benditas redes sociales” que el embajador mexicano en Argentina, Ricardo Valero había hurtado un libro de famosa librería en Buenos Aires a finales de octubre pasado, lo acaban de enfermar y traer de regreso a casa y, para colmo, de paso por el aeropuerto bonaerense, desafiante se clavó una playera.
Imagen de un ladrón compulsivo, fue la que dejó el efímero representante del gobierno de la Cuarta Transformación en aquel país sudamericano y su fama de lector a hurtadillas y proclive a vestir playeras, ha trascendido otras fronteras.
Ante el escándalo acaecido acá hace dos semanas, el secretario de relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard informó a través de las mismas redes sociales que lo mandaría llamar y dijo que sometería el caso a una consulta del área ética de la Cancillería.
Al día siguiente de conocerse el videorrobo de la biografía del libertino Giancomo Girolamo Casanova hecho por Valero en la librería “El Ateneo”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, atenuó la situación y pidió, en primer lugar no hacer un linchamiento del diplomático, “pues todos estamos expuestos a cometer errores”.
Dijo en seguida que Valero es una buena persona, que había trabajado al lado de Porfirio Muñoz Ledo y que había sido subsecretario de Relaciones Exteriores y se trataba de una persona honorable y así por el estilo habló mucho más el presidente para defenderlo.
Ayer, Marcelo Ebrard tuiteó después de que su vocero, Roberto Velasco informara, a través de las redes sociales, la renuncia de Valero a la representación diplomática en Argentina “por motivos de salud”, que el embajador “es una gran persona” bajo tratamiento neurológico.
De acuerdo con la información oficial difundida el domingo 22 de diciembre, informa que Valero está sometido a un tratamiento médico. Afirma la doctora Ana Luisa Sosa Ortiz –no se especifica su especialidad pero se deduce que es neuróloga- que el embajador está sujeto a tratamiento desde abril de 2012 por el desarrollos de un síndrome frontal ocasionado por un tumor cerebral que le provoca alteraciones en su conducta y que se le da seguimiento a su problema desde 2013.
Señala la doctora Sosa Ortiz que por el seguimiento de su funcionamiento cognitivo y conductual se han percibido alteraciones sutiles de la memoria por la pérdida del tejido neuronal causada por el tumor que le fue extraído y que, por tanto, eso podría explicar conductas como la suscitada en Argentina y otras como mal manejo de su tiempo.
La carta en la cual la doctora señala lo anterior, está fechada el 17 de diciembre pasado para dar cuenta del porqué de la renuncia “por motivos de salud”, de Valero a la Embajada de México en Argentina.
Este tipo de destituciones de funcionarios “por motivos de salud”, se acostumbra, hasta donde yo tengo memoria, desde los tiempos de Luis Echeverría Álvarez cuando se les hace bolas el engrudo en la política para que el sistema político priista no quedara en evidencia y, al mismo tiempo no dejar tan mal parado al despedido.
Hoy, en esta 4T, parecen volver -¿o no se han ido?-aquellos tempos en que a los opositores les llamaban reaccionarios, mensajeros del pasado, retrógradas. Hoy se les llama conservadores, adversarios o fifís.
Si las cosas siguen la misma mecánica del pasado que parece resurgir ahora en este gobierno en que “no somos iguales a los demás”, como se repite a cada paso y se machaca en que “nosotros no somos corruptos, la corrupción ya no existe”, sólo nos falta esperar que los que ahora están en el poder y hunden sus raíces en aquel antepasado “enfermen” a Manuel Bartlett Díaz y, aunque exonerado por la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval quien dice “no encontramos nada de nada ni debajo de las piedras”, pese a sus decenas de propiedades y los 800 millones de pesos que valen porque los tiene a nombre de su pareja sentimental y de sus hijos mayores.
Así pues, perdón y olvido para los amigos y justicia a secas para los adversarios, conservadores y fifís.