Equipo, futbol, coraje y… pregoneros-TV

Felipe Cobián Rosales
Cuando hay unión, equipo, determinación y coraje –no odio, por supuesto–, toda meta es alcanzable y eso fue lo que hizo triunfar a la selección mexicana de futbol este domingo 17 de junio, cuando antes casi nadie creyó, y entre ellos me encuentro yo mismo, un casi que pudiera hacer la hombrada.
Quizás los tricolores pudieron hacer más si no se hubieran echado para atrás a tan temprana hora del partido, cuyo efecto fue un bombardeo, muy al estilo alemán desde los tiempos hitlerianos, pero con tan mala suerte que no dieron pie con bola y menos, por fortuna para los nuestros y alegría den todos nosotros, con la portería.
Creo que, dados los antecedentes de un equipo tricolor chato que parecía sin idea de lo que es jugar al balompié y en el que su director técnico, Juan Carlos Osorio nunca alineó a los mismos jugadores en cuarenta y tantos encuentros, el 99 por ciento de los aficionados y hasta de los expertos en estos menesteres, creíamos en el milagro que se podría producir.
Pero fue la disciplina de los jugadores –me refiero sólo dentro de la cancha en este caso, por aquellos de la fiesta con scorts–, la entrega, la pasión por hacer bien las cosas, y sin duda la estrategia del entrenador, lo que rindió sus frutos.
Aunque de la estrategia de replegarse durante casi todo el segundo tiempo, me pareció un desacierto y sólo la mala suerte de los teutones nos salvó del empate… y hasta de una posible derrota.
Y ese es uno de los lastres o complejos que nos atormentan a los mexicanos cuando logramos algo y creemos estar ya en la cima mucho antes de alcanzar la meta, todavía lejana.
Está bien que nos alegremos de que ese gol de Irving Lozano que cimbró al estadio Luzhniki con la presencia de los 40 mil connacionales ahí presentes que luego desbordaron su entusiasmo por avenidas y plazas moscovitas y acá en todo México, pero aún no es tiempo de echar todas las campanas a vuelo porque los siguientes encuentros pueden ser tanto o más difíciles.
Y es que es muy fácil, para el grueso de la población, dejarse llevar por lo que ve y escucha en la televisión de los conductores y de los analistas deportivos que a ratos parecen no ver más allá del campo empastado.
Díganme si no es así cuando los cronistas hablan de cosas extraordinarias de los jugadores mexicanos en la cancha. Varias veces antes de que llegar el afortunadísimo gol, Luis García, de Televisión Azteca, hablaba de cosas “sublimes” del tricolor cuando la fiesta empezaba y así no se puede llegar a buen puerto.
Es por esos comentarios banales muchas veces que sólo despiertan el ego del futbolista y lo marean, lo que ha hecho que el futbol nacional no crezca y con ello, muchas actividades y actitudes en la vida cuando los pies no se tienen bien plantados sobre la tierra, cuando no hay crítica y autocrítica.
Cierto, los jugadores hicieron muy buen papel ayer en Moscú y ojaló lo repitan muchas veces y que se vuelva costumbre, pero que no se vayan a marear con lo que dicen y repiten hasta la saciedad los que salen a cuadro en la pantalla chica.
¡Aguas!, con esos pregoneros.

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