Guadalajara, Jalisco.-A mil 700 metros sobre el nivel del mar, en las faldas de un volcán y ante un clima semiárido y subtropical, en una región de Jalisco, se confecciona un elixir que trasciende fronteras, culturas y que lleva el mismo nombre que el poblado que le da origen: tequila. La icónica bebida, con más de 400 años de historia, pero tan solo 50 desde que se asentó su denominación de origen, no sólo es una parte integral de la cultura mexicana, sino que también ha ganado reconocimiento internacional como una bebida de alta calidad y versatilidad.
El tequila tiene sus raíces en la región de Tequila, donde el agave azul, plantas espinosas y robustas, se cultivan meticulosamente para la producción. Las técnicas de cultivo y destilación han sido perfeccionadas a lo largo de generaciones, conservando la esencia de la tradición mientras se adaptan a los avances tecnológicos. La Denominación de Origen Tequila (DOT) fue establecida en 1974, marcando un hito en la protección y promoción de esta bebida a nivel mundial.
A decir de Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en la época de establecimiento de la DO no se anticipaba aún el impacto global que tendría en la economía la bebida, que además es reconocida ya como un símbolo de identidad nacional, y, según datos de la dependencia federal que encabeza, la expansión tequilera beneficia al día de hoy a más de 90 mil familias en cinco estados del país.
De acuerdo con el gobierno de México, la DOT protege la producción tequilera en 181 municipios, ubicados al interior de cinco estados: Jalisco (125), Michoacán (30), Tamaulipas (11), Nayarit (8) y Guanajuato (7).
Para Armando Pimentel, quien se ha especializado, por vocación, en la historia y devenires del tequila, el establecimiento de la DOT fue crucial para impulsar la popular bebida en México y el mundo.
Importancia de la DOT
—¿El tequila sería lo que es hoy sin la Denominación de Origen? — Se le pregunta.
—De ninguna manera. Una Denomiación de Origen permite establecer no sólo un estándar, sino que aporta un halo de confianza, tanto para el fabricante, que puede presumir su producto, como para el consumidor, que sabe que lo que está adquiriendo cuenta detrás de sí con un respaldo—Responde.
“La denominación de origen ha sido crucial para garantizar la autenticidad y calidad del tequila. Ha permitido que solo los tequilas producidos en ciertas regiones y siguiendo métodos específicos puedan llevar este nombre, protegiendo tanto a los productores locales como a los consumidores. Además, ha impulsado el crecimiento económico en estas regiones, creando miles de empleos y fomentando la exportación”, abunda en charla con el reportero.
Sobre el impulso para establecer la DOT, explica Pimentel, hubo varios involucrados.
“Por un lado, el gobierno mexicano. Existía ya una necesidad de dar un horizonte claro a una bebida tan popular, protegerla ante el mercado. Fue así que, entre autoridades y productores clave, se comenzó el proceso que ha llevado a que al día de hoy se reconozca la Denominación de Origen del Tequila en más de 55 países alrededor del mundo y que establece la bebida por excelencia de México. Francia tiene el coñac, por ejemplo, y aunque hay bebidas que son asociadas con países específicos, carecen de un marco de protección”, dice.
En la actualidad, y desde 1994, puntualiza para concluir, es el Consejo Regulador del Tequila (CRT) el que lleva la batuta en la protección del tequila, su DOT y otros aspectos esenciales.
Entre sus múltiples labores, según exponen sus propios estatutos, el CRT se encarga de verificar que el tequila sea producido en las regiones autorizadas y que se utilice agave azul tequilana weber, así como la dirección de acciones legales contra la falsificación y el uso indebido del nombre “tequila”.
También promociona la bebida a nivel nacional e internacional. Organiza eventos, ferias y campañas publicitarias para dar a conocer la calidad y tradición del tequila, así como promover prácticas sustentables en la producción y mejora en los métodos de cultivo.
Los números
Las cifras respaldan dicha labor, ya que el tequila ha experimentado un aumento significativo en su popularidad y consumo a nivel mundial en los últimos años. En Norteamérica, especialmente en Estados Unidos y México, el mercado del tequila alcanzó un valor de 6.86 mil millones de dólares en 2023, según cifras de Market Data Forecast, una firma global dedicada a la investigación de mercados.
Según la misma fuente, en Estados Unidos, el consumo de tequila ha aumentado un 40% en los últimos cinco años, convirtiéndose en una de las categorías de bebidas alcohólicas de más rápido crecimiento. En 2021, las ventas de licores a base de agave aumentaron un 30.1% interanual, llegando a 5.2 mil millones de dólares.
Este crecimiento no se limita a Norteamérica, expone por su parte Fotune Business Insights, empresa con base en la India. En Europa, el tequila ha ganado popularidad debido a la creciente demanda de bebidas artesanales y la influencia de la cultura de los cócteles. Países como Alemania, España y el Reino Unido han mostrado un interés particular en el tequila premium, impulsado por su herencia y estatus protegido como indicación geográfica (IG) en la Unión Europea desde 2019. Esta protección ha añadido valor al tequila en el mercado europeo, atrayendo a consumidores que buscan calidad y autenticidad.
Por si fuera poco, en Asia-Pacífico, el tequila también está ganando reconocimiento, especialmente entre los millennials en China y Australia, quienes prefieren licores de alta calidad y producidos en pequeños lotes. América Latina, particularmente Brasil y Argentina, también ha visto un aumento en el consumo de alcohol, lo que contribuye al rendimiento regional del mercado del tequila.
Impacto Cultural
El tequila no es solo una bebida; es un símbolo de la identidad mexicana y un elemento central en celebraciones y rituales. Desde las margaritas en las playas de Acapulco hasta el tradicional shot acompañado de sal y limón, el tequila ha trascendido fronteras y se ha convertido en un emblema de convivencia y alegría.
De las miles de familias que se benefician de la derrama económica que genera la bebida, Matilde González, es una prueba latente. Ella ha vivido durante más de 60 años en la región tequilera de Jalisco, donde la presencia del tequila adquiere un valor aún mayor.
“Para nosotros, las personas que vivimos en la zona, yo diría que el tequila es mucho más que una bebida. Es parte de nuestra historia y cultura. Las festividades locales, las reuniones familiares y las tradiciones no se imagen sin el tequila. Es un orgullo ver cómo nuestra producción es apreciada en todo el mundo”, comenta.
El mérito que se atribuye no es en balde, pues, explica, el sacrificio de su padre le permitió graduarse en Contabilidad y colaborar directamente para la casa productora de Tequila Herradura, cuya historia de fundación se remonta a 1870, una de las más importantes y reconocidas del mercado.
El desafío
A pesar de su popularidad, la industria del tequila enfrenta desafíos en cuanto a la sostenibilidad y la preservación de las tradiciones ancestrales. La sobreexplotación de los agaves y la expansión descontrolada de la producción pueden poner en peligro la calidad y autenticidad de esta venerada bebida.
En este punto, la organización ambientalista Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible ha subrayado la importancia de adoptar prácticas agrícolas sostenibles para proteger el entorno natural donde se cultiva el agave. La sostenibilidad en la producción del tequila no solo implica prácticas agrícolas responsables, sino también la preservación de la biodiversidad y los recursos hídricos de la región, como apunta un reportaje del medio especializado Idustrial News.
En ello concuerda David, quien prefiere se omita su apellido. Él, cuenta con una década inmerso en la industria agavera, colaborando con productores locales del municipio de Amatitán, colindante con Tequila.
“El futuro del tequila depende de nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios y mantener nuestras raíces. Es vital implementar prácticas sostenibles y proteger nuestras técnicas tradicionales. Para mí, la innovación y la sostenibilidad van de la mano para garantizar que el tequila siga siendo un producto de calidad reconocido mundialmente y que no afecte el ecosistema”, advierte.