¿Estado de cosas o cosas de Estado? No a un golpe

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De preocupar el actual estado de cosas y las cosas de Estado por la inconformidad que presumiblemente hay, al menos de manera parcial, al interior de las Fuerzas Armadas por humillaciones y errores cometidos por la carencia de estrategia en la lucha contra el narcotráfico que tuvo su explosión en Culiacán el pasado 17 de octubre.

El 22 del mismo mes, en un cíclico encuentro entre generales y altos mandos en el que estuvo presente el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, habló, y fuerte, el exsubsecretario de la institución, el divisionario Carlos Gaytán Ochoa, quien cuestionó severamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, sin citarlo por su nombre, aduciendo agravios a los mexicanos y ofensas a los soldados.

Esta situación, que ya hizo responder al mandatario, podría implicar, más temprano que tarde, algunos ajustes en la cúpula de su gobierno, en particular, entre quienes han quedado en entredicho luego de que el comandante supremo de la Armada de México autorizó la libertad del hijo de El Chapo, Ovidio Guzmán López, y que, los militares de élite tuvieron que acatar contra su voluntad.

Todo, por una mal planeada acción militar que luego derivaría en una serie de contradicciones entre mandos que terminó echándole la culpa a un coronel al que terminaron enviándolo a la hoguera al dar su nombre por mandato presidencial y que el secretario de la Defensa no tuvo más que obedecer al comandante supremo, a costa del riesgo de vida que esto implica para el susodicho, Juan José Verde Montes, responsable del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico (GAIN).

Para que usted juzgue, Gaytán Ochoa dijo en la implícita perorata “que compartimos todos los aquí presentes”, que no se olvida el pasado que, cuando existió la unidad, “se construyeron  los objetivos nacionales”, pero que cuando esa unidad estuvo ausente,  “se perdieron territorio y soberanía; el pueblo resultó lastimado; la economía entró en crisis, y el país tuvo que emprender su recuperación, casi desde cero”.

Luego aseguró que hoy “vivimos en una sociedad polarizada políticamente, porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se sustenta en corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento.

“Hoy tenemos un gobierno que representa aproximadamente a 30 millones de mexicanos, cuya esperanza es el cambio. Un cambio que les permita subsanar lo que ellos consideran un déficit del Estado para dicho sector poblacional.

“Respetando el pacto social (…) y respetando nuestra propia normatividad vigente, no podemos soslayar que el hoy titular del Ejecutivo, ha sido empoderado legal y legítimamente.

“Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad.

“Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país. Aquí no estamos soslayando la situación real.

“Pero estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México. ¡Sí!, para con el pueblo de México.

“Lo refiero porque más de uno quisiéramos soluciones mágicas, o peor, drásticas, ante un entorno histórico que lo que requiere a gritos, es pacificar, educar y mantener sano a México. Tarea verdaderamente difícil, titánica si me lo permiten.

“En medio de todo esto, se encuentran los soldados, que siguen ofrendando incluso el sacrificio máximo por México.

“Por ello reconozco que el alto mando sostiene hoy sobre sus espaldas, la muy alta responsabilidad de mantener cohesionado al país. De coadyuvar a su pacificación a la brevedad posible, de hacerlo todo con el menor costo social, y la mayor eficacia.

“¿Quién aquí cree que ello es fácil? ¿Quién aquí duda de que se está realizando, desde el Ejército y la Fuerza Aérea, el mejor esfuerzo? ¿Quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero estado fallido?

“He hablado cuidando mis palabras. A pesar de los avatares mencionados, he tratado de mantenerme dentro de la disciplina a la que estoy obligado, y reitero mi lealtad irrenunciable a México.

“Para terminar, reconozco, que no soy quien para hacerlo. Ya que están presentes también mis comandantes, mis maestros y mis antiguos.

“Pero solicito a todos los presentes, el respaldo y la solidaridad para mi general secretario, Luis Crescencio Sandoval, y desde luego pongo a su entera disposición mis  conocimientos, por pocos que sean, y mi experiencia acumulada durante 50 años de servicio, para lo que a bien tenga determinar.

¡Cuidado!  Incitante a la sublevación es el discurso del general Gaytán.

Este sábado 2 de noviembre, López Obrador respondió sin más que: “Ahora es distinto. Aunque son otras realidades, no debe caerse en la simplicidad de las comparaciones; la transformación que encabezo cuenta con el respaldo de una mayoría libre, simple y consciente, justa y amante de la legalidad y de la paz que no permitiría otro golpe de Estado en nuestro país”.

“¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno, Apóstol de la Democracia no supo, o las circunstancias no se lo permitieron, apoyarse en una base social que lo protegiera y lo respaldara.

“Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huerta, los Franco, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio, ni para canallas que lo imploren”.

Similar  fue la respuesta que Salvador Allende me dio a la pregunta que le hice en el Palacio de la Moneda dos años antes de la traición de Pinochet.

Que en México jamás se escuche el rumor siquiera de una asonada. ¡Jamás un golpe! ¡Jamás una traición!

¡Democracia siempre!

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