Estado fallido, Estado feminicida

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El Estado mexicano nos ha fallado a las mujeres y a la sociedad entera. Pasamos de un horror a otro: de un feminicidio cruel a otro más cruento. Mientras tanto, las autoridades se encuentran en parálisis gubernamental, a nivel federal con un fiscal general que encuentra la solución en la eliminación del tipo penal de feminicidio “porque es muy difícil acreditarlo”, y un presidente que sale públicamente a decir que no distraigan la atención del tema prioritario de la venta del avión presidencial con un tema que pretende “manchar la imagen del gobierno”.

También, ante las protestas de grupos de feministas en la puerta de Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha emitido a botepronto y de manera simplista un décalogo en contra de la violencia. Ofensivo resulta su tabla cuando sólo se trata de buenas intenciones, de cartita al niño dios y de generalidades confusas. Ante esto, quienes le enmiendan la plana y le hacen la tarea al presidente, son nuevamente los grupos feministas, los cuales ahora circulan un decálogo que tiene todo el sustento convencional de los derechos humanos de las mujeres contemplados en los estándares internacionales.

Pese a esto, la reiterada respuesta del gobierno federal a través de la titular de la Comisión Nacional para Prevenir la Violencia contra las Mujeres, es desalentadora, sin planes ni programas de política pública, tan sólo se limitándose a defender a su jefe y su decálogo mal hecho.

A nivel local tampoco es alentador el panorama. Los feminicidios siguen creciendo y las autoridades siguen contando mal.  Recientemente, en declaraciones de Fela Pelayo, titular de la Secretaría de Igualdad, se señaló que “en 2019 se registraron de (1) enero al 15 de febrero 38 víctimas mujeres asesinadas de forma violenta, de las cuales nueve fueron feminicidios, en este año tenemos 26 asesinatos violentos hacia mujeres y solamente cuatro feminicidios.”

No decir las verdades completas o decirlas a medias es mentir.

Los feminicidios no han disminuido y mucho menos su aparente disminución tiene que ver con la implementación de una política pública exitosa. Por el contrario, los asesinatos de mujeres en Jalisco se han incrementado exponencialmente en los últimos tres años. Existen deficiencias en las investigaciones de los mismos, lo que implica que solo el 20% estén consignados como feminicidios, lo que evidentemente se refleja en las cifras a nivel nacional. Lo de Jalisco es una mentira, es decir, las cifras de feminicidio no concuerdan con la realidad.

Entre un presidente predicador y autoridades solapadoras, ineficientes y mentirosas, se construye el Estado fallido que sigue dando tumbos  y que genera las condiciones necesarias de impunidad para que los feminicidios sigan ocurriendo. Mientras tanto, las feministas  y las y los indignados por este Estado feminicida, son quienes siguen dando la batalla de sobrevivencia en un barco que se va a pique.

Entre Ingrid y Fátima se inscriben los horrores de una sociedad maltrecha, machista y misógina; se inscriben también las incompetencias de un Estado que no ha sabido asegurar la vida de las mujeres, pero también se inscriben las fuerzas amorosas de la sororidad feminista que siguen levantando la voz para sostener la única esperanza que nos queda.

 

lupitaramosponce@gmail.com

@lupitaramosp

María Guadalupe Ramos Ponce es doctora en Cooperación y Bienestar Social por la Universidad de Oviedo, además de investigadora y académica de la Universidad de Guadalajara. Funge también como coordinadora del Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer en México (CLADEM) en Jalisco.