Sábado 29 de julio de 2023.- Por la vía de la influencia gringa nos llegan muchas presiones no acostumbradas. Sabemos que mantienen su imperio valiéndoles cacahuate los los espasmos de sus sometidos. Lo que sorprende ahora es que, debido a su influencia, reboten cosas positivas. A veces dan ganas de suponer que se trata de sueños guajiros nada más. Pero veamos más de cerca el asuntito.
Debido a las firmas que se estamparon en los tratados generales con ellos, ahora que decidieron nuestras autoridades que nos anexaran a su economía sin que nos cayera bien a bien el veinte, se acordaron compromisos laborales a los que de inmediato quedamos obligados. Por allá hay sindicatos. De nombre, aquí también los tenemos. Pero los sindicatos gringos poseen alguna presencia y alguna incidencia al interior de sus empresas. Por supuesto que tal dinámica les genera bondades a sus agremiados. Para los de aquí, vale la premática de que con sindicato, sin él o aún en contra de él, el trabajador se tiene que rascar con sus uñas y sacar solo el buey de la barranca.
Pues resulta que, en la letra chiquita de los tratados de libre comercio que nuestro gobierno firmó con ellos se contienen cláusulas de libertad sindical, de democracia al interior de tales organismos y otras lindezas más. Han pasado ya casi treinta años del TLC y pareciera que tales cláusulas no tenían preminencia alguna.
Ahora que se renovó -le dicen T-MEC, para diferenciarlo del primero -, ha prendido una exigencia de que en nuestros sindicatos debe haber elecciones libres dentro del gremio, que los contratos colectivos deben ser sancionados por la mayoría de los agremiados y muchas otras exigencias similares. Por supuesto que son en beneficio de la clase trabajadora. Como nuestros sindicatos no son tales o han sido deformados para convertirlos en mecanismos de control, aquí han funcionado más bien en beneficio de los patrones y con la anuencia por supuesto de las autoridades laborales. O sea, Kafka en México.
Ahora resulta que hay términos ya fijados para que estas cláusulas sean revisadas y que se muestre que se está cumpliendo con los compromisos contraídos. Los que tienen esta tarea más cuesta arriba son los sindicatos mineros. En concreto los de Cananea, Taxco y Sombrerete, que mantienen una huelga desde hace quince años y ni sus luces de que sea tocado el asunto para resolverlo. Pero el tiempo se acortó y en unos días más veremos si salimos con otra chicanada tan mexicana como los nopales tapados. Bueno también se les dice ahora corcholatas y taparroscas. Pero sigamos.
En otro renglón inesperado, en donde la influencia gringa está poniendo contra la pared a personeros de nuestra tradición, que jamás habían sido tocados ni con el pétalo de una rosa, es en el asunto de la pederastia clerical. Desde siempre ha corrido entre nosotros información soterrada de que hay curitas abusivos que se meten con muchachas solteras y hasta con una que otra casada. La mentalidad popular les justifica muchas de sus tropelías con la cantaleta de que ‘también son hombres’. Y como si nada pasara, se le da la vuelta a la página.
No se repara en el hecho fundamental, que es lo que norma a estos asuntos, de que los que profesan para cura (en su lenguaje sibilínico, ellos le llaman ordenarse) juramentan tres votos: uno de obediencia a sus superiores, otro de pobreza y un tercero de castidad. Pues toda transgresión sexual de los curas es una violación a su juramento de ingreso al equipo clerical. Si no tenían confianza en sus propias fuerzas para cumplir tal juramento, ¿para qué ordenarse, para qué tentar al diablo de la lujuria, que se las va a cobrar hasta con réditos caros?
Pero como sea, eso de que se metan con mujeres, se comprendería bien, pues se trata de una pulsión instintiva contra la que resulta más que difícil buscar contrarrestarla. Pero meter en tal dinámica, que por su propio juramento ya es una transgresión, a menores de edad, a niños que anden por ahí de ayudantes, de acólitos; o a chiquillas que se encandilan del atuendo de la sotanita… bueno. Diría cualquiera que se trata de meros excesos. Pero no es así. A tales tentaciones estamos expuestos todos los ciudadanos, estemos tonsurados o no. Y cuando transgredimos estos límites, la ley, las autoridades establecidas, por mandato judicial, viene sobre tales infractores y les mete en chirona, les aplica la norma establecida para que se aprendan a respetar estos acuerdos mínimos de convivencia civilizada.
Pues bien, la BishopAccountability.org es la biblioteca pública, gringa por más señas, más grande de información sobre la crisis de abuso del clero católico. Es una colección digital de documentos, testigos de sobrevivientes, informes de investigación y cobertura de los medios. El 27 de julio de 2023 acaba de publicar una lista de obispos y superiores religiosos mexicanos cuyas respuestas a las acusaciones plantean dudas sobre su compromiso para poner fin a los abusos sexuales en la iglesia católica. Lo estamos tomando como si fuera una novedad. Pero es secuela también pues de la influencia gringa sobre nuestras cosas, que es de lo que estamos hablando. Luego le seguimos, pues se trata de un material denso y frágil. Nuestra gente sigue teniendo muy en alto la figura de los prelados. Pero habrá que empezar a revisar sus expedientes, que al parecer no están tan limpios como debieran. Ya volveremos entonces.