Filosofando: Secuelas del logro de las mayorías calificadas

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Juan M. Negrete

29 de octubre de 2022.- En los últimos días nos la hemos pasado más que distraídos con las polémicas y charlotadas que se escenifican en los parlamentos del país. Todo empezó con la integración de las nuevas bancadas legislativas a mediados de año, en las que el partido en el poder, Morena, y sus aliados no alcanzaron la mayoría calificada. Eso quiere decir en cristiano que, aunque tengan en sus manos el poder ejecutivo y los hilos reales de la conducción del país, no pueden darse el lujo de modificar las líneas constitucionales. Para modificar contenidos de este libro, al que por mera sorna llamamos Carta Magna unos y otros Ley Fundamental, es indispensable cubrir este requisito o no hay de piña. Es lo que ha habido y con lo que nos mantienen distraídos.

Los que andan en la arena, primero se calaron, para luego jugar bien a bien las vencidas. AMLO envió al congreso la iniciativa con la que buscaba que se aprobara que nuestras leyes impusieran la norma de que la CFE controlara un poco más de la mitad del capital en la industria eléctrica. Pues no logró que se aprobara dicha medida, precisamente por no poseer en las curules esta mentada mayoría calificada. A la iniciativa la mandaron para atrás y ya se fue a dormir el sueño de los justos.

Nuestro público no está muy bien enterado de cómo funciona el circo legislativo. De ahí que muchos se hayan tragado la rueda de molino que soltó la oposición, al decir que se iban a declarar en moratoria legislativa. Esto parecía querer decir que se nos iba a venir una inmovilidad legislativa en todo el trienio, que es lo que le resta a Obrador de estar en el pináculo del poder ejecutivo. O sea que lo iban a congelar en serio, o a aplicarle la ley del hielo, o a inmovilizarlo, para ponerlo en términos que se entiendan bien y por todos. 

Pero pronto se vio que los señores opositores habían cogido el chirrión por el palito. Vino la propuesta de prolongar en las calles la presencia militar, por vencerse en 2024. Pues bien, la iniciativa de esta prolongación ni siquiera vino del equipo de los morenos o del solitario de palacio, como era costumbre antaño, de acuerdo a los formatos existentes de nuestra vieja política. Fue el PRI el que la llevó a tribuna, uno de los troncales de la actual oposición. Vino de la bancada airada, de los que decían que si el poder actual sabía contar, que no contara con ellos. Y ya lo vimos: se aprobó en el congreso. Pasó al senado y se la llevó de calle. Volvió al congreso y volvió a sumar mayoría calificada.

No sólo eso. Por si hiciera falta, tuvo que llevarse para su aprobación a los congresos estatales, para que sea norma nacional. Se ocupa la aprobación de 17 estados para que entre en vigencia. Pues con el día de ayer, se sumó Colima a la cifra aprobatoria y ya son 18 los congresos estatales que le dan la luz verde para que entre en vigor. Vendrá luego su publicación en el diario oficial de la federación y punto final. Obrador expectoró que la minuta se llevará a los 32 congresos, para que sea responsabilidad de todos, como si formalmente hiciera falta. Menos mal que no alcanzaron los morenos la mayoría calificada. ¿Cómo andaría la cosa si se hubieran quedado con todo el pandero, con el santito y con las limosnas?

Ahora viene una nueva edición del pleito. Se van a coger de las greñas con lo que se da en llamar reforma electoral. La idea es que las elecciones que se realizan en el territorio nacional sean modernizadas, o se faciliten, o que se abaraten, o todo eso y más. Hay demasiados lunares que no le quedan tan claros al respetable y nos parece una herejía que nos digan que son hábitos intocables, o lineamientos que fueron aprobados de una vez y para siempre. Y que atentar contra su vigencia viene a ser un atentado contra la democracia existente. Para empezar ¿de qué democracia hablan? Tienen todos ellos que ponerse bien de acuerdo y luego informarnos sobre lo que discuten, para agarrarle la onda a la disputa.

¿Cómo está eso de que los sueldos de los señores del INE no sólo rebasan la media nacional, sino que hasta superan con creces lo que devengan todos los funcionarios que llegan a los escaños de los poderes mediante el sufragio popular? ¿Cuál es su mérito concreto para devengar tanta plata: el simple hecho de conducir los procesos de los sufragios? Y luego nos enteramos de que ganan esas millonadas por los días en que andan ocupados en esos bretes, de acuerdo. Pero también cuando no hay tales danzas en los escenarios. O sea, dormidos y despiertos. ¿Y no quieren que nadie objete esta insana costumbre, ni que se cuestione lo bien habido? Pero hay mucho más.  Esto es la mera puntita. ¿Cómo está eso de que hay 32 institutos electorales como éste, para revisarlos con lupa? Pues sí. Y no sólo hay institutos organizadores, sino también tribunales que luego revisan lo ocurrido y dictaminan el triunfo o la derrota de los contendientes. ¿También uno por cada estado? ¿No se les hará bolas el engrudo con tantas papeletas? 

El público puede ponerse de lado de una o de otra opción, pero que nos hagan conocer las razones de tanto dispendio y si acaso se justifica. Ya no hablemos de la existencia de bancadas plurinominales, del dinero excedente que se les regala a los partidos para que no pasen hambres y de tantos otros desfiguros. ¿De veras creerán estos gastones gastalones que nos sobra la lana? Esperemos su debate y el resultado de la inquisitoria. Se va a poner bueno.

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