Filosofando: Sesión inédita en el senado

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Sábado 29 de abril de 2023.- Fue un espectáculo extraño el que ocurrió anoche en el senado de la república. Ya sabemos que los legisladores se mandan solos y que en las cámaras escenifican cada escorrofio que dios guarde la hora. Toman la tribuna, para impedir que haya debate. Se dicen hasta de qué se van a morir. Estrechan cambios de estafeta y hasta construyen unas alianzas partidistas que podríamos calificar hasta de contra natura. Pero lo que hicieron ayer, que contuvo todos estos escándalos señalados, se pasó de tueste.

Vendría a ser un despropósito decir, o hacer creer, que una o dos diferencias entre las iniciativas presentadas fueron las que desataron las hostilidades. Para entender mejor toda esta boruca, conviene precisar que esta actitud pugnaz les viene desde la conformación misma de la cámara en su última remoción. Sabemos que la de diputados se renueva cada tres años y la de senadores cada seis. O sea que la última conformación senatorial proviene de la elección del 2018, que ya nos resulta a todos tan conocida. En aquel año, los resultados electorales fijaron para el grupo senatorial una mayoría calificada del grupo del partido Morena y sus aliados.

Habrá que señalar que en aquella elección ingresaron a tal recinto, con la camiseta de Morena, dos senadores que luego voltearon chaqueta. Uno es Germán Martínez, quien con el paso de los días se declaró independiente. Y la otra es Lily Téllez, quien de plano se pasó a la bancada de Acción Nacional. Pero la defección de estos dos números no afectó la cuantificación mayoritaria de la presencia del partido guida y de sus aliados. Sí la redujo. Pero no la derribó. Y por ahí han de venir los berrinches actuales que escenifica la oposición. Es notoria la conexión de estos números con tales desfiguros.

Cabría agregar dentro de estos reacomodos el juego tan oportunista y veleidoso que ha estado jugando casi todo el tiempo el senador Ricardo Monreal. No sólo pertenece al partido del presidente, sino que ha fungido como el coordinador de dicha bancada. Preside incluso la Jucopo, que es el organismo en el que se ponen de acuerdo las distintas agrupaciones del senado, para no salir con las bateas de babas como la que escenificaron apenas el día de ayer o, mejor dicho, que vino a ser la conclusión final de todo el sainete que traían.

La cuestión es que tenían atorados muchos asuntos que había que dictaminar y se les aproximó, a causa de sus modorras, el plazo terminal del período de sesiones que concluye el día de mañana, 30 de abril. Demasiados asuntos para ser discutidos y luego votados en el pleno y muy recortado el lapso para la ejecución de tales tareas. Pero lo peor no eran las premuras, de por sí paralizantes, sino los desacuerdos entre los bloques. Las discusiones se les volverían interminables, las votaciones se les dispersarían y el tiempo recortado se los terminaría tragando a todos.

Empezaron por el dato de que uno de los organismos autónomos del estado, el INAI, del que dice el Peje que no ha servido para nada, tiene en funciones tan sólo a cuatro consejeros. Así, ni cómo constituir quorum legal. Urgía entonces el nombramiento de por lo menos un quinto consejero para echarlo a andar ya. Se les fueron pasando los días por aquello de no saber si el indiciado responde a los intereses de uno o del otro bando senatorial, que habría de darle el visto bueno. Ante la indefinición, la designación nomás no llegaba.

Finalmente hace tres días, Monreal, presidente de la Jucopo, hizo pública la nota de que había convencido ya al grupo de Morena de que votarían por el que presentaba el grupo opositor, para destrabar este punto y pasar al concienzudo trabajo de toda la agenda restante tan abultada. En su embarazo se señalaban por lo menos unas veinte iniciativas urgentes por ventilar. Así que no había que perder más el tiempo. Pues bien. Vino la votación y ¿qué creen? El candidato, señalado ya como favorecido y acordado, perdió. Los morenos desacataron el acuerdo signado por Monreal con la oposición.

Al menos eso fue lo que se gritó a voz en cuello. La oposición desató la ventolera y se trepó a la tribuna. La tomó, se declaró en sesión permanente e impuso la perspectiva de que se saldrían con la suya por la fuerza, como se toman y se llevan a cabo todas las medidas civilizadas que convienen a toda legalidad. ¡Faltaba más! ¡Cuánto desacato y cuánta inverecundia de incumplimiento ante la palabra dada! Todo parecía que a los morenos se le derrumbaría su mayoría calificada. ¡Ellos se lo buscaron!

Pero como decía el famoso chapulín colorado, la oposición no contaba con la astucia de los morenos. Hicieron éstos las cuentas, vieron que podían sesionar en otro recinto, en uno alterno, tomando un acuerdo de mayoría calificada y luego ir a desahogar la agenda tumultuosa y conflictiva. Y fue lo que hicieron. Se trasladaron solos a la vieja casona de Xicoténcatl y, ya en ella, sesionaron en el patio. Se ahorraron discusiones y lecturas. No diferenciaron votación general y particular. Sacaron adelante 19 minutas, las que más les urgían sacar del atorón. Y se acabó el corrido. Ya se pueden irse de vacaciones para volver descansaditos a las sesiones del próximo pleno. A nosotros nos dejan con un palmo de narices, a ver si así aprendemos a repensar bien nuestros votos a la hora de elegir a tan conspicuos representantes populares. Ahí la llevamos.

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