El problema de inseguridad y violencia se acentúa en México, mientras que la politización o, peor aún, la participación que ha predominado en las instituciones relacionadas con la seguridad ha sido parte de estos males. Otro tema es la corrupción y la infiltración de la delincuencia organizada en las instituciones. También se suma la falta de políticas públicas para combatir la pobreza en nuestro país.
Lo cierto es que las autoridades de los tres niveles de gobierno no han encontrado la formula para disminuir los índices de inseguridad y violencia en nuestro país. Por ello es que el gobierno federal ha cambiado su estrategia y fortalece a la Guardia Nacional (de reciente creación), debilitando a los municipios.
En este tenor, el Programa para el Fortalecimiento de la Seguridad (Fortaseg), que aplica desde el año 2016 y se trata de un subsidio económico que se entrega a los municipios y/o en algunos casos a los estados, ha visto mermados sus recursos económicos.
En teoría, la bolsa del Fortaseg debe aplicarse en los siguientes rubros:
- Evaluación de control y confianza.
- Capacitación (misma que resulta muy importante en este momento, ya que el policía debe estar debidamente capacitado en el nuevo sistema de justicia penal)
- Homologación salarial.
- Mejorar condiciones laborales de los policías.
- Para la adquisición de equipo e insumos de los operativos.
- Generar la infraestructura necesaria para el desempeño de sus funciones.
- La generación de proyectos tendientes a acciones que fortalezcan la prevención de delitos.
- La creación y conformación de base de datos que permitan la investigación y prevenir la comisión de delitos.
- Crear y mantener los centros telefónicos de emergencia.
Aquí surge la pregunta: ¿qué motivó al gobierno federal, comenzando por el presidente de México, a invertir la pirámide en materia de seguridad? Dicho en otras palabras: ¿por qué se debilita a los municipios y se fortalece a la Guardia Nacional?
Probablemente sea por los siguientes motivos: el rotundo fracaso de las policías municipales para contener, erradicar o reducir los altos niveles de inseguridad en lo que corresponde a su jurisdicción y competencia. Quizás la desconfianza, en no pocos casos merecida, de cómo dichas corporaciones se han dejado seducir por la delincuencia organizada y ahora resulta prácticamente imposible disolver dicha alianza, que en algunos casos las policías están al servicio de los delincuentes.
La realidad es que los grandes retos de las policías municipales son al menos los siguientes:
- Contar con una certificación efectiva y efectiva.
- Es menester invertir en capacitación, permanente y continua, de cara al sistema de justicia penal vigente en el que aún no están a la altura de las circunstancias, pues algunos policías todavía prefieren no cumplir con la ley como lo indica y deciden batear al ciudadano víctima de la comisión de un delito, incurriendo en una revictimización.
México cerró el año pasado con casi 40 mil homicidios dolosos, la cifra más alta que habíamos registrado. Esto tiene que ver con diversas políticas públicas que tienen que emprenderse ya que el problema es multifactorial y debe de atascarse de forma multidisciplinaria, de lo contrario seguiremos en caída libre en el tema.
Es común ver en nuestras calles a unidades de la Guardia Nacional y a la vez unidades de policías municipales y estatales, un paso importante debe darse en la coordinación que tengan todas ellas para combatir el problema más complejo que enfrentamos los mexicanos.