Garbanzos de a libros: Sobre las musas

Foto: Especial

Josefina Reyes Quintanar

Hijas de Zeus y Mnemosyne (la titán de la memoria) y amantes todas del dios Apolo, las nueve musas fueron, según los antiguos griegos las inspiradoras de las artes. Mnemosyne, siendo una diosa de la primera generación, proveniente de Urano y Gea (Cielo y la Tierra), es una divinidad anterior a la genealogía de Zeus y es la memoria del origen de la creación; ella da a luz a sus nueve hijas, quienes perpetúan la presencia de esa memoria a lo largo del tiempo en el corazón de los hombres. La gracia de las musas consiste en mantener viva la memoria del Ser en el tiempo; susurrando ideas e inspirando a aquellos mortales que las evocaran.

Fue Hesíodo el primero en dejar mención de ellas en su Teogonía, pero son varios los grandes escritores quienes las invocaban en sus obras: Homero, Platón, Safo, Virgilio, Dante, John Milton y Shakespeare por nombrar algunos. No entraré en detalles sobre el origen de las musas, ya que existen diversas versiones donde padres, nombres y cantidad cambian radicalmente.  Me quedo con la versión de Hesíodo, y si me permiten las mencionaré para recordarles nombre y atributo de cada una de ellas:

Clío (la que ofrece gloria): musa de la historia.

Euterpe (la muy placentera): su atributo es la música, especialmente en el arte de tocar la flauta.

Talía (la festiva): musa de la comedia y de la poesía bucólica.

Melpómene (la melodiosa): musa de la tragedia.

Terpsícore (la que deleita en la danza): musa de la danza y poesía coral.

Erato (la amorosa): preside la poesía lírica y los cantos sagrados.

Polimnia (la de múltiples himnos): musa de los cantos y la poesía sacra.

Urania (la celeste): musa de la astronomía, la armonía del cielo y las ciencias exactas.

Calíope (la de bella voz): elocuencia, belleza y poesía épica o heroica.

Incluso en el periodo de la Ilustración se buscó restablecer el culto a las musas, entre ellos Voltaire, Benjamín Franklin y Danton. Un efecto secundario de este culto es la palabra museo, para referirse a un lugar destinado a la exhibición pública del conocimiento.

Sirva esta evocación de las hijas de la memoria a modo de bienvenida a este espacio, en el que se estarán compartiendo pasajes históricos, criticas literarias, menciones a la música y presentación de algunos poemas. Incluso algún pasaje de divulgación científica, teniendo a Urania como inspiración. Siendo una de las prácticas literarias de mayor importancia en Occidente, cuenta con la invocación a las musas, su magnitud en la historia como intermediarias de una inspiración de orden divino me sustentan. Los griegos no podían creer que algo tan hermoso como las artes fuera de origen humano, por lo tanto, tenía que provenir de algo celestial, patrocinado obviamente por las musas. Espero pues, ser receptiva a ese insuflo de las musas, quienes están presentes en la totalidad del tiempo. Las musas atienden a todos aquellos que reclaman claridad de entendimiento en la realización de su obra hecha con arte.

Pero no se crea que la insensatez me equipara con las Piérides, hijas de Piero, quienes retaron a las musas para ocupar su lugar. No vaya a convertirme en una urraca con dicho atrevimiento. Es solo recordarlas con el fin de introducirme en estos temas culturales de varias materias. Cuando pensé en un espacio cultural, de inmediato vino a mi memoria la existencia de las musas, aún y cuando las artes han evolucionado colosalmente y no se asemejan en mucho a las antiguas ejercidas por los griegos, es bueno partir de los orígenes para darle un sentido a la búsqueda del conocimiento que añoramos.

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