Guadalajara Capital Mundial del Libro, mucho ruido y pocas nueces

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Juan José Doñán

24 de abril de 2022.- Este sábado por la tarde se inauguró la declaratoria oficial de Guadalajara como Capital Mundial del Libro.

La mayoría de los discursos coquetearon entre la retórica vacía y el lugar común, sin que faltara quien intentó, en su turno al micrófono, llevar agua a su molino.

Ese fue el caso del ex rector, Raúl Padilla, con autoelogios a destajo, y también del secretario general de Gobierno de Jalisco (Enrique Ibarra Pedroza), quien de última hora optó por prescindir del texto que llevaba preparado e improvisó, regando alegremente el tepache con el agravante de que al querer ponerse culto confundió a Ulises con Aquiles y a otros personajes de la mitología griega.

En conclusión, se le hizo bolas el engrudo.

La representación del gobierno federal la trajeron juncionarios de tercerones, ahora sí que vino el secretario del secretario que, para colmo de males, demostró con el sombrero puesto, que es capaz de aburrir a un camello.

A los organizadores del numerito se les ocurrió también que no sería mala idea cerrar la ronda de discursos oficiales (a cargo de juncionarios municipales, estatales, federales y del resto del mundo) con la participación de un escritor y una escritora de la comarca.

Esta última se limitó a hablar de su experiencia como lectora en la era millennial.

Y el primero de ellos, el poeta Ricardo Castillo –muy buen poeta, por lo demás—hizo una apretada panorámica de la poesía y de los poetas jaliscienses durante el último siglo y medio (de Enrique González Martínez a nuestros días) pero sin discriminar a varios versificadores y versificadores de medio pelo, así como a más de un cachirul, y en contrapartida, omitió a no pocos poetas y poetisas jaliscienses más que meritorios como José María Vigil, Esther Tapia de Castellanos, Amado J. De Alba, Alfonso Gutiérrez Hermosillo, Manuel Martínez Valdez, Paula Alcocer, Raúl Navarrete, et al.

Pero si de lo que se trataba era de destacar el papel de Jalisco y su capital en la literatura nacional e internacional, el énfasis debió ponerse en la narrativa que es donde las letras del solar han tenido una mayor relevancia en el canon literario mexicano con autores como José López Portillo y Rojas, Victoriano Salado Álvarez, Francisco Rojas González, Agustín Yáñez, Ramón Rubín, Juan Rulfo, Juan José Arreola y Mariano Azuela.

Finalmente, es de desear que en las chorrocientas (mil y tantas) actividades que, se dice, incluirá el programa general de Guadalajara Capital Mundial del Libro, haya cosas que realmente valgan la pena y la tónica dominantes no sea mucho ruido y pocas nueces.

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