¿Habrá caballo negro en 2024?

Nada menos que el pasado lunes, en la toma de posesión de Indira Vizcaíno como gobernadora de Colima, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, destapada por Andrés Manuel López Obrador para sucederle, dejó entrever que está más que puesta para lanzarse.

Respondió, a pregunta de los medios que “desde hace mucho ha habido muchas candidatas a presidentas de la República, pero hoy, no solamente es un asunto de género, que es importante, sino la continuidad de esta Cuarta transformación que es lo fundamental” y que “hay que darle todo nuestro apoyo al presidente”.

Si bien, Sheinbaum es la más adicta a López Obrador, la más impregnada, la más mimetizada del que ordena; la más dúctil a su pensar, hacer y sentir; la que hace lo que el jefe del Ejecutivo le sugiere o le ordena y la trae paseando y placeando por todos lados para que agudice sus sentidos en la materia; y la defiende de cuantos posibles enemigos o adversarios pueda tener, así sea dentro de la misma 4T o Morena. La gobernadora de la enorme capital, debe saber que “del plato a la boca se cae la sopa”.

En primer lugar, no debe olvidarse que a su lado tiene a quienes más temprano podrían revertirle lo que haya o crea haber avanzado en la conquista de la candidatura. Una persona que dice la hora que quiere el que está arriba, finalmente termina perdiendo toda su confianza.

En primer lugar están las otras personas ─les llaman las corcholatas─ que el Gran Destapador destapó recién pasadas las elecciones, así se tratara de una argucia distractora por el asunto de la catástrofe de la  Línea 12 del Metro: el canciller Marcelo Ebrard; Esteban Moctezuma, embajador en Estados Unidos, y Juan Ramón de la Fuente, representante ante la ONU. Y si de cuestión de género se trata, el Presidente descubrió a Tatiana Clouthier, titular de Economía y a Rocío Nahle, de Energía.

Hay que recordar que si bien, en el caso de la Línea 12 le pega directamente a Ebrard por presuntas malas decisiones, como la instalación de una desajustada vía férrea muy pesada que provocó ondulaciones que hizo que la famosa Línea dorada fuera suspendida más de un año por su sucesor Miguel Ángel Mancera, y la extraña adquisición de los trenes bajo la modalidad de renta, etcétera, a Sheinbaum le pega por el lado de la falta de mantenimiento y que, a la hora de la hora fue lo que provocó el derrumbe de parte del convoy que ocasionó 26 muertos la noche del mero día de la Cruz, 3 de mayo pasado. Eso, la gente no lo olvida. Y tan no lo olvida que ahí está la derrota en la mitad de las delegaciones del antiguo DF el primer domingo de junio.

Por ende, en esta materia estarían casi empatados, y para mal, tanto Claudia como Marcelo, pues, a la hora de la hora, los votantes que más utilizan el Metro podrían cobrar de nuevo la factura; y tantos otros inconformes dentro de la descomunal ciudad y fuera de ella.

Entre los demás “destapados” hay dos mujeres y, en realidad, un solo personaje masculino que podría ser la sorpresa: Juan Ramón de la Fuente… Pero no es tan político. Y quien sí es político de larga, aunque de sinuosa trayectoria, Ricardo Montreal, no fue destapado. El reto es lo que dijo: como quiera, seré candidato. Ya veremos.

Otro factor que podrían perjudicar tanto a la Sheinbaum como al canciller, son los peritajes sobre el desastre de la multicitada Línea 12 en donde pareciera que toda la culpa se la echarán, al costo, a los mandos inferiores, a los tornillos mal puestos y quizás a los albañiles y peones. En tanto, los de arriba podrían seguir tan campantes y sin rasgos de remordimientos de conciencia. Así sucederá, que el hilo se siga rompiendo por lo más delgado. Y no me refiero a un tal Delgado, de Morena, muy cercano colaborador que fue de Ebrard y encargado de las finanzas…

Pero, ¿por qué no pensar en que todo esto es un juego al que le gusta jugar al Presidente? Hasta ahora le ha salido todo a su favor. Además, aunque AMLO ha dicho hasta el cansancio y sin que se  lo pregunten, que no se reeligirá, ¿qué tal si en su momento cambia de opinión y se resuelve “porque así lo quiere el pueblo” y se acomoda la Constitución? O simplemente se inventa una extensión, como se planeó para el presidente de la Suprema Corte.

Algunos presidentes, golosos de poder, han tenido esa tentación. Ahí están para contarlo Luis Echeverría y Salinas.

Pensemos en que eso no sucederá. No obstante, podrían seguirse ejemplos postrevolucionarios, cuando el presidente era uno y el que mandaba estaba enfrente. Todo puede ocurrir.

Pensemos mejor, toda vez que soplan vientos de antaño: ¿Y qué tal si Andrés Manuel tiene a su “caballo negro” para asegurarse de que la 4T se consolide y se terminen sus proyectos y obras?

¿Qué papel jugará Adán Augusto López Hernández, titular de Gobernación, tabasqueño como el mandatario y fiel siempre a su mandato desde el año 2000? No hay que descartarlo, para nada. Como años estuvieron en el poder los norteños Obregón y los Calles, ahora importa, sobremanera, el Sureste mexicano. ¿Quién más puede darle continuidad, allá y acullá a lo que hoy hace López Obrador?

¿Quién le responderá mejor, la muy maleable, Claudia o AALH, su seguro servidor?

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