Hurgar con catalejos

Amado Aurelio Pérez

panop1954@gmail.com

Poesía sin ombligo / II


En el mes de julio 2023, Keli Ediciones, lanzó al mercado:
Corazón de Metralleta. Breve historia del movimiento poético y editorial de Guadalajara (1971¬ 1990). Su autor, Pedro Valderrama Villanueva, revivió conceptos como marginales, disidentes, dependientes y otros, entre los que me gustaría rescatar una historia antigua, la literatura proletaria de los treinta –la cual representa al mismo tiempo ruptura y continuación de los proyectos de la década anterior– para destacar, a través del contraste, el carácter polisémico e ideológicamente ambivalente, no doctrinario, del estridentismo.

Esa narrativa, que no poética, se podría aplicar a la poesía jalisciense. En noviembre de 1924, la Liga de Escritores Revolucionarios, fundada por Gutiérrez Cruz en 1922, publicó Sangre roja, con portada de Rivera y prólogo de Pedro Henríquez Ureña, mentor de Gutiérrez Cruz en la Preparatoria Nacional. Este poemario, de la pluma de quien sería quizás la voz más estridente en la polémica de 1925, es un texto emblemático de una época en que, para muchos creadores, el quehacer artístico era inseparable de la militancia.

El poema titular, una especie de oración laica-militante, reza:

¡Sangre roja!

Sangre de los obreros muertos en los engranes,

sangre cuya congoja

trocábase en monedas para pagar desmanes;

Sangre que desespera de su eterna prisión

y que se precipita,

con una fuerza trágica, buscando salvación;

sangre que en dinamita

hace estallar su propio corazón […]

El destacado escritor comunista Joseph Freeman, quien había estado en México en 1929 como corresponsal de la agencia de noticias soviética TASS. Defendiendo la literatura proletaria contra la acusación de ser mera propaganda, Freeman escribió:

La experiencia de la gran masa de la humanidad hoy en día significa que los temas sociales y políticos son más interesantes, más relevantes, más “normales” que los temas personales de otras eras. […] No se requiere mucha imaginación para ver por qué los obreros y los intelectuales que simpatizan con la clase obrera […] tienen más interés en el desempleo, las huelgas, la lucha contra la guerra y el fascismo, la revolución y la contrarrevolución, que en los ruiseñores, el fluir de consciencia burguesa o el amor en Greenwich Village.

 

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