Partidiario
Criterios
Como ha sucedido a lo largo de la historia en los más sonados crímenes, siempre quedan detalles, cabos sueltos y evidencias que, cuando se recogen, forman un todo y por perfecto que haya sido, quedará al descubierto. Este es caso de Luis Donaldo Colosio Murrieta que este 23 de marzo cumple 25 años.
Ocurrido el hecho la tarde de ese día en la marginada colonia Lomas Taurinas de Tijuana, recibí de la revista Proceso la orden de que me moviera hacia tan rápido como pudiera. El único vuelo posible fue uno de Mexicana de Aviación que partía a las 22:00 horas para llegar después de la media noche.
De inmediato nos dimos a la tarea de ubicar el Hospital General de la Secretaría de Salud, en donde a esas horas ya se le había hecho la autopsia al cuerpo del candidato priista y estaba por partir a la Ciudad de México.
Al otro día, 24 de marzo, ya estaba ahí el otro enviado de Proceso, Antonio Jáquez. La primera actividad fue una conferencia de prensa atiborrada de reporteros nacionales y extranjeros en la Delegación de la Procuraduría General de la República encabezada por su titular Diego Valadés. A un lado y otro del él estaban, también de pie, el gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo y el de Sonora Manlio Fabio Beltrones, a quien el procurador presentó primero.
Tras presentarse Diego Valadés, hizo lo propio con el sonorense y, palabras más, palabras menos dijo: “Aquí está a mi lado el licenciado Manlio Fabio Beltrones, gobernador de Sonora quien estará al pendiente de las investigaciones sobre el asesinato del candidato Luis Donaldo Colosio”. Hizo una pausa y, como que se le olvidaba o queriendo dar un mensaje agregó: “¡Ah, y también está aquí presente el gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo!”
Era el primer detalle y pequeño cabo suelto. Se sospechó, y hasta se manejó públicamente en algunos medios, que priistas y gobierno federal querían echarle la culpa al primer gobierno estatal de oposición.
Para entonces -se sabría poco después-, Beltrones, quien había sido subsecretario de Gobernación, responsable del Centro de Información de Seguridad Nacional (CISEN), ya había hecho declararse culpable a Mario Aburto en las Playas de Tijuana, tras una presunta sesión de tortura. El inculpado aclararía, según se sabe oficialmente ahora que se han desclasificado documentos reservados, que cuando fue llevado a ese lugar, escuchaba las olas del mar y que le dijo Beltrones que el presidente Salinas quería hablar con él para hacerle un ofrecimiento, pero que Aburto se negó. Cabo suelto.
SALINAS FRENA A RUFFO
Pero hay algo más, una evidencia de que la muerte de Colosio fue “crimen de Estado”, como me lo declararía meses después su padre, don Luis Colosio Fernández, en una larga entrevista exclusiva a la que haremos referencia en otra entrega:
En el número 910 de Proceso con fecha del 9 de abril de 1994, se publicó una entrevista a Ruffo firmada por Antonio Jáquez y quien esto escribe. Se le pidió que describiera desde el momento en que se enteró del atentado. Dijo que volaba de regreso a Mexicali desde la Ciudad de México cuando recibió un mensaje en su skytel.
Trató de comunicarse a Los Pinos, aún desde la cabina de pilotos pero no pudo. En la escala en Hermosillo, el gobernador pudo hablar con Salinas.
Aquí una parte de esa entrevista
“Le dije: ‘Señor Presidente, voy vía Hermosillo a Mexicali y ahí me van a mover, a trasladar a Tijuana. Pienso, en lo personal, tomar la conducción de la investigación y quiero pedirle que el día de mañana nos pongamos de acuerdo en nombrar un fiscal especial (…) sería conveniente que participara el Congreso de la Unión con alguna comisión que supervisara’ (…) Y él me dijo: ‘Oiga, gobernador, va para allá, volando a Tijuana, el procurador Valadés y va a pedirle que se pueda ejercer la facultad de atracción’.“Le respondí: ‘Señor Presidente, siendo así, pues yo con todo gusto le proporciono todos los datos, todos los detalles y tendrá la colaboración completa de la Procuraduría de Baja California Le informo entonces, llegando yo a Tijuana, de cuanto conozca yo y, junto con Diego Valadés, de cómo están las cosas’. ‘Manténgame informado, por favor’, ese fue su comentario Yo llegué aquí a Mexicali y ya me estaba esperando el avión del estado e inmediatamente lo abordé para irme a Tijuana”
Mediante esa facultad de “atracción” un juez federal puede intervenir en un asunto del fueron común, siempre y cuando también existan delitos del fuero federal
BELTRONES, INTRUSO
-Señor gobernador, ¿a qué hora intervino el gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones? ¿Llegó antes o después del procurador general de la República?
-Yo vi por primera vez al gobernador de Sonora con el procurador Valadés, pues entraron juntos a mi oficina en Tijuana Esto sería como a las once de la noche, hora de aquí, la una, hora del centro.
-Llamó mucho la atención que en la primera reunión del titular de la PGR con los periodistas, también estuviera presente el gobernador de Sonora, el cual, dijo Valadés, “estará al pendiente de la investigación” En cambio, a usted, que estaba a su lado, lo ignoró ¿Cómo interpreta usted esto?
-El procurador Valadés se refirió muy bien a Baja California en su mensaje y al trabajo que nosotros estamos haciendo; no se refirió a mí, se refirió en forma institucional a Baja California Yo creo que la referencia al gobernador Beltrones la hizo en el sentido de explicar por qué se encontraba allí. Yo lo que conozco es que venía como sonorense y con el interés de poder informar a su gente, a los sonorenses Yo lo vi con todo gusto y le dije: “Señor, aquí está abierta toda oportunidad de hacer lo que desea, y bienvenido”. Tengo una buena comunicación con él, y con todos ellos, en el sentido institucional.
Lo que sí le llamó la atención al gobernador Ruffo fue que Beltrones —exsubsecretario de Gobernación y responsable en su momento de la Seguridad Nacional— estuvo presente en algunas de las indagaciones sobre el asesinato. “Después, el mismo procurador Valadés dijo que había sido porque debería dar testimonio ante mucha gente cercana a Colosio sobre lo que estaba pasando, y que ése era el sentido de la presencia de Beltrones”, comenta el gobernador.
-¿No sería por desconfianza hacia usted, un gobernador de oposición?
-Yo interpreté que la presencia de Beltrones obedecía a las implicaciones que tenía el atentado dentro del PRI, y que lo que se buscaba con su presencia era dar veracidad a lo que estaba sucediendo, para la propia salud de los priistas. No era desconfianza hacia el gobierno de Baja California; con Beltrones se trataban de evitar suspicacias y dudas.
-¿Eso le favorece o le perjudica al quedar usted al margen de la investigación?
-Ante esas cosas de tal dificultad, en las que todo el mundo será siempre suspicaz; yo aprendí que hay que tener la puerta abierta. Hay que dejar que las cosas se vean como si estuvieran en una pecera, en una caja de cristal, para que todos vean lo que sucede, para que nada se preste a dudas, a sospechas…
Por hoy, último cabo suelto que da lugar a suspicacias -¿sería mera coincidencia?-: en febrero de 1994 entró en vigor una reforma al Código Federal de Procedimientos Penales en donde se establece que el MP Federal, en caso de que concurran delitos del fuero común y federal, es competente para conocer, lo que significa que la PGR, puede “atraer” a su ámbito cuando hay, por ejemplo, un arma de uso exclusivo del Ejército.