La contaminación filosófica.
Alfonszo Rubio Delgado
Encontrar una filosofía pura, sin duda es una suerte. Pocos individuos la han tenido. Lejos del ser o no ser, comer o no comer es la más temida cuestión. Terrible disyuntiva. El sentido de practicidad indica apostar por lo primero. El caso es que, ante tal bifurcación, los individuos buscamos algo seguro. Y la filosofía para muchos, por su nula o escasa rentabilidad, es poco atractiva como carrera. Generalmente, se toma como segunda opción, después de tener resuelto el problema económico.
Así desde su inicio con Tales de Mileto. Estudiando una ciencia o carrera determinada, la filosofía vendrá como elemento añadido. Cuál si se tratase de estampitas en premio a la compra de un producto determinado. Pero he ahí la trampa en la que han caído muchos personajes. Pues así como Roma no negocia con traidores, la filosofía tampoco lo hace. Tampoco le gusta ser plato de segunda mesa.
De esta forma, todo sujeto que teniendo la vocación filosófica opta por otra carrera, se contamina. A la postre, ve la realidad, con el filtro de la carrera inicial. Lo cual le impide visualizar la realidad en su conjunto. Solo le permite observar una realidad parcializada, limitada, constreñida, cayéndole de esta forma, una especie de maldición.
Un fuerte y vigoroso llamado de atención. Pues a la filosofía le apuestas todo o no le apuestes nada. Te exhibirá con tus deficiencias. Las generaciones notarán la vergonzante deficiencia de tu falta de arrojo y miedo. Cosa que le ocurrió a Kant con su matematizada filosofía. Sus juicios analíticos, sintéticos, a priori y a posteriori, son una muestra de ello. Muy parecidos estos al teorema de Pitágoras. Pero no trae un conocimiento para entender la realidad en su conjunto. Dichos juicios son una trampa para tal entendimiento.
Otro caso lo tenemos con don Carlos Marx. Economista y abogado. Pide prestada a Hegel la teoría filosófica. Desarrolla la parte sociológica y romantiza la parte proletaria. Esto sin tomar en cuenta la dinámica social. Un simple desenvaine de espada justiciera. Idealismo puro girando en torno a un paraíso “comunista“, salido éste de la abstracción más pura. Cosa en que la realidad poco o nada tiene que ver.
El asunto es que no se debe dar la espalda a la filosofía. O mejor dedicarte a otra cosa. No la mires como al tontito del grupo. Si lo haces, prepárate para lo peor. Es decir, sufrir de la peor humillación por los siglos de los siglos….
¡Saludos amigos y amigas!