La Escamocha | Aniquilando

Por José Díaz Betancourt

Estamos, sin duda, ante una máquina destructora del patrimonio arquitectónico de Guadalajara, sencillamente implacable. Ahora no solo vemos surgir torres por todos lados, producto de compras a presión, litigios turbios y convenios ventajosos.

Amanecer sin la finca de la calle Francisco Javier Gamboa 180 revela una forma de operación deplorable, dispuesta incluso a calcular el costo de mantener detenidos a los operarios, pagar fianzas e indemnizaciones a los mercenarios que destruyen fincas valiosas, pero estorbosas para los desarrolladores. Es decir: “Tú tócala, después te sacamos del bote”. Adivine, en este caso y en otros semejantes, con quién están las autoridades.

Pilón

Ya que hablamos de costos, los comerciantes de Guadalajara tendrán que adquirir uno más: el de protegerse contra lluvias e inundaciones. Varios tianguis fueron arrasados por la tormenta del pasado miércoles; las calles, convertidas en ríos, los tomaron instalados y se los llevó la corriente. Desde luego, como dicen las autoridades, todo es culpa de la basura y de las “precipitaciones atípicas”.