La importancia del G-20. En la opinión de Ari García Padilla.

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En medio de las complicadas negociaciones con Estados Unidos por los desmedidos impulsos de su presidente de imponer aranceles y demás suspicacias; de la lucha por controlar el problema de migración; del acuerdo generado con los países de Centroamérica para la inversión de 100 millones de dólares del programa social Sembrando Vida por medio del Plan de Desarrollo Integral en el que Uruguay ya mostró su respaldo total; de la aprobación por parte del Senado del T-MEC; de las rozaduras con España; de la postura con Venezuela; de la negociación del tratado con la Unión Europea; del lanzamiento de la campaña de Trump con estrategias similares a las anteriores de confrontación con latinos y del acercamiento con China de realizar reuniones para generar acuerdos de comercialización en días próximos y de las constantes calificaciones que Moody´s prevé en la economía mexicana, se encuentra la cumbre del G20.

Representantes de la talla de Vladimir Putin, Salmán bin, Justin Trudeau, Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Shinzo Abe, Theresa May, Angela Merker, Donald Tusk, Jair Bolsonaro, Mauricio Macri y Donald Trump, entre otros,representando a las naciones con mayor desarrollo económico e industrial, se reunirán en un solo lugar para dar comienzo a una cumbre organizada año con año desde 2008, con la finalidad de discutir e impulsar medidas para mejorar el sistema financiero internacional y combatir los problemas de la política global económica y monetaria.

México forma parte desde su primera edición; el tema aquí es la incertidumbre, el desconcierto y el surgimiento de dudas por la decisión del presidente de no asistir personalmente y en su lugar enviar al canciller Marcelo Ebrard y al titular de la Secretaría de Hacienda, Carlos Urzúa.

¿Qué conlleva el no asistir?, y ¿qué gana con sí asistir?

No asistir, dicen economistas y empresarios, sería un error grave, implicaría muchos riesgos, ya que la presencia del presidente es de vital importancia para generar alianzas comerciales internacionales. Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aún no se ha presentado con los miembros que asistirán al G20, y considerando que la legitimidad y popularidad con la que cuenta el tabasqueño es bien sabida en muchas regiones del mundo, lo que le otorga un valor agregado que puede manejar con éxito y ventaja por la seguridad de que más de uno tiene el interés de generar una relación directa y personal con él, es una oportunidad para demostrar apertura y diálogo.

Su ausencia puede generar molestia y desconcertar a más de uno de los líderes; el sentido de cómo lo interpreten será bajo el criterio de cada uno, y existe el riesgo que sea negativo. A esto le agregamos la constante insistencia de reconsiderar la decisión del sector empresarial, por lo que surge la duda que tan negativo puede ser su ausencia.

Sin embargo, su ausencia no implica que los enviados no puedan generar o concretar con éxito los objetivos de la encomienda, pero también entender que es un encargo nuevo y ajeno a sus actividades comunes de secretarios, que han desarrollado en seis meses de gobierno, sobre todo para Urzúa en el ámbito de relaciones internacionales, Ebrard puede encontrarse en terreno conocido.

AMLO expresó las razones por las cuales no asistirá: darle puntual seguimiento al Plan de Austeridad, por lo que no realizará viajes al extranjero en su primer año de gobierno, así como darle continuidad al proyecto de desarrollo y bienestar que impulsa. Además, considera que el G20 es una producto más del neoliberalismo, que carece de fondo y sirve solamente como reflector de imagen y protocolo.

¿Qué reacción tendrán el resto de los presidentes por su ausencia? ¿La confianza y credibilidad de México pueden verse afectadas? ¿Qué interpretación darán sobre la situación de la política exterior y del manejo de la diplomacia de este gobierno? ¿Tanto el canciller mexicano como el titular de la Hacienda, serán recibidos y tratados de la misma manera que un presidente?

Contrario, asistiendo pueden concretarse alianzas bastante interesantes. Una en especial, con China, para ello el canciller hizo el trabajo previo, formalizar una reunión en el mes de julio de primer nivel, demostrando el interés de ambas naciones de lograr acuerdos, y si le agregamos que la relación China-EU es delicada en materia de competencia y comercialización, se aprecia una oportunidad para México de concretar futuros planes comerciales con el país asiático, momento en el que AMLO pudiera ser quien cierre o expanda el terreno de negociación.

Si bien la cumbre es año con año, es elemental la ventaja que hoy AMLO goza, su popularidad y legitimidad como ya mencioné, lo llevaría a llegar con una ventaja que nadie sabe si la tendrá igual, mayor o menor en el año entrante.

Abonando al Plan de Austeridad Republicana, la cumbre le genera un ahorro de viajes por realizar con posterioridad al tabasqueño, sin la necesidad de visitar líder por país. En este encuentro se encontrará con todos ellos en un solo lugar, además de los invitados de talla internacional que suelen acudir.

La cumbre será el fin de semana 28 y 29 de junio en Osaka, Japón. Elemental prestar atención a lo que llegue a suceder en esas fechas, con la lupa sobre los representantes enviados, que con toda seguridad y certeza me atrevo a adelantar qué, el papel que tendrán Ebrard y Urzua será un parte aguas de sus carreras políticas, pero queda el entre dicho, ¿Será suficiente lo que lleguen a lograr?, por ello repito, la importancia de estar al pendiente de la cumbre G20.

 

Opinión de Ari García Padilla albergada en Elemental de Andrés Gómez. 

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