La primera aduana electoral de AMLO

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El Rincón de Clío

Criterios

 

El fin de semana pasado se realizaron elecciones para renovar congresos locales y ayuntamientos en seis entidades federativas: Quintana Roo, Durango, Tamaulipas, Aguascalientes, Puebla y Baja California, en estos dos últimos estados, además se jugaron las gubernaturas.

El llamado a las urnas el 2 de junio fue la primera aduana electoral del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena. Los resultados para el lopezobradorismo fueron más favorables de lo esperado, no solo por lo obtenido, sino, sobre todo, por lo perdido por Acción Nacional y el Revolucionario Institucional.

Las dos joyas de la corona en disputa se las llevó Morena: la gubernatura de Puebla con Luis Miguel Barbosa y la de Baja California con Jaime Bonilla. Si bien, los morenos fueron en coalición con el Partido Verde y el Partido del Trabajo, eso manda una señal favorable para el partido del presidente con miras a las elecciones intermedias, donde seguramente se repetirán esas coaliciones, sin descartar la llegada de nuevos institutos políticos, incluso Movimiento Ciudadano y el PRD, que sin duda estarán dispuestos a subastar sus bases electorales al mejor postor.

El resultado más desalentador fue el alto nivel de abstencionismo. No niego que los niveles de votación caen significativamente cuando hablamos de elecciones intermedias o estatales, pero rondar 35% de asistencia ciudadana a las urnas coloca en una debilidad política a las y los ganadores, ya no digamos a los perdedores. Además, quienes se quedaron con el triunfo apenas rondaron en promedio 47% de las simpatías de quienes acudieron a votar, es decir, de cada diez electores poco menos de dos sufragaron por los triunfadores.

Si esos son los resultados de los ganadores, pues ni qué decir del famélico respaldo obtenido por los perdedores. Uno de cada diez electores apoyó a los candidatos del PRI y del PAN. La debacle iniciada en julio del año pasado continúa.

El horizonte poselectoral nos ofrece varias pinceladas que delinean algunas explicaciones de lo sucedido.

La marca AMLO, más que Morena, sigue posicionada en la ciudadanía. El impulso con el que llegó el tabasqueño a la presidencia, aunque se ha visto reducido, continúa siendo muy fuerte, y el presidente se significa como el principal activo de su partido. Incluso, situaciones que pudiesen parecer adversas como el diferendo con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le generó mayor respaldo, no solo entre sus bases, sino en sectores empresariales, eclesiásticos y partidistas diferentes a Morena.

Parece pues, que a pesar de no haber cumplido hasta hoy en los términos cualitativos y cuantitativos prometidos en su campaña, el ejercicio de López Obrador en la presidencia de la República mantiene el respaldo mayoritario de la ciudadanía.

Por otro lado, es claro que el día de hoy, la oposición representada por el PAN y el PRI se ha desdibujado. No han logrado entender las razones de su derrota el año pasado, y en ese sentido mantienen las mismas prácticas y discursos que les proporcionan una débil cosecha de simpatías electorales. En todo caso, el Revolucionario Institucional se concentrará en las tareas que le permitan ser el partido más grande entre los pequeños; y el PAN luchará por no terminar de desgajarse ante los coqueteos constantes que reciben sus militantes desde Morena.

El Verde, MC, PT y PRD, buscarán acomodarse dignamente en algún lugar bajo la sombra del árbol morenista.

Luego de las elecciones del fin de semana, estoy cierto que Morena continuará teniendo un día de campo en las siguientes citas electorales. Si a esto le agregamos un mejor desempeño de la presidencia de López Obrador, en dos años ampliarán su dominio en los puestos de elección popular. Al tiempo.

 

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