La prioridad es la salud

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No le demos más vueltas. No hay más escenarios que el que tenemos. Entre más interpretaciones generemos, más confusiones producimos. A estas alturas existen más análisis de “opinadores expertos” de los que necesitamos. Lo más lamentable es que no le dan prioridad a la salud, por el contrario, analistas, funcionarios, empresarios, partidos políticos, representantes populares, todos buscan descalificar a sus pares y llevar agua a su molino. Este río revuelto es buena época para la pesca.

El encono social que recorre nuestro país, hoy es llevado al plano de la salud. Tenemos un problema común: el covid-19. No obstante, lo usamos para enfrentar a nuestros adversarios políticos antes de pensar en estrategias comunes para solucionar el problema. Pareciera que una crisis de salud es un buen insumo para subirla a la arena política de la descalificación y la denostación.

El llamado es a todos los actores. En este momento tenemos muchos lanzadores de piedras que esconden la mano. Todos se sienten cargados de razón y descalifican con facilidad. No se trata de ver quién tiene la razón. Ni quién gana o pierde el debate. En esta pugna nos vamos a perder como sociedad.

Los gobiernos estatales y federal han entrado en una lucha constante por demostrar que cada quien tienen la mejor estrategia para enfrentar el problema de salud que recorre la República.

No deja de llamar la atención que, al hacer la lectura de la crisis generada por el coronavirus desde las áreas médica, económica, política, financiera, comercial, o de seguridad nacional, el resultado que obtenemos es diametralmente distinto entre las distintas áreas, pero también si hacemos la lectura desde un mismo escenario los resultados son diferentes. Frente a ello, surgen dudas sobre la verdadera complejidad de la pandemia. Mientras unos aseguran que no pasará nada, otros afirman que la situación será cada vez más compleja. Sin duda, alguien está mintiendo o lanzando verdades a medias. Por otro lado, el linchamiento político no nos conducirá a ningún lado positivo.

Más temprano que tarde, la narrativa de la distracción como estrategia para desviar la atención del bosque y centrarnos en el árbol nos pasará la factura. Pensar que con la distracción la población estará impedida para interesarse en los asuntos esenciales es un error. Lo mismo sucede con la desinformación, debemos ser serios al momento de ofrecer datos sobre la pandemia. Por ello, no deja de llamar la atención que este miércoles la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador se centró en los avances en la construcción del nuevo aeropuerto. No tengo duda que el momento para elegir hablar de ese tema ha sido el peor.

Hoy por hoy, tenemos un problema de salud que debemos resolver. Pero no solo se trata del coronavirus, sino de la salud social de los mexicanos. No es un secreto que nuestro tejido social se encuentra deshilachado, que la fragmentación comunitaria aumenta a pasos agigantados, que la polarización desplaza a la pluralidad. A no dudar, de seguir en esa dinámica no habrá medicina que alivie la salud de la República.

 

@contodoytriques

 

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