Las cuarentenas no son eternas. Tampoco salir de ellas se da por decreto. Como en los procesos históricos las fechas de inicio o culminación de algo son simples convencionalismos. Más allá del banderazo (dado a medias) de salida por el gobierno federal y las autoridades estatales, será la ciudadanía la que construya la “nueva normalidad”.
Serán los ciudadania quienes deban de configurar las respuestas a la siguientes preguntas: ¿Cómo regresar a la cotidianidad? ¿Qué cuidados debemos tener? ¿De qué manera tendremos que relacionarnos con el resto de la sociedad? ¿Cuáles cambios debemos poner en marcha en toda la actividad económica y laboral? ¿Cuál es el riesgo de llevar a cabo un desconfinamiento prematuro? ¿La economía aguanta que sigamos más días recluidos? ¿Estamos preparados para un posible nuevo brote de Covid-19? ¿Cuál es la mejor estrategia para levantar la cortina? ¿Será una estrategia monolítica, estática y definitiva, o se irá moldeando al paso de los días? ¿Cómo no politizar un asunto de salud pública?
La contestación a estas y otras preguntas debe de anclarse en el sentido común. En la conciencia de lo realizado hasta antes de la pandemia y en la necesidad imperiosa de no regresar a lo mismo. La realidad prepandemia de coronavirus nos enseñó que al menos muchas de las formas de vida que tenemos no son las mejores prácticas para permanecer con seguridad en la aldea global.
Sin duda, los tiempos y formas de las aperturas, como las estrategias para combatir la pandemia, cambiarán en cada región de la República.
En lo que respecta al gobierno federal, la estrategia para la reapertura de actividades tiene tres etapas:
- Reapertura el 18 de mayo de los municipios sin casos de covid-19, los cuales son 269, en 15 estados.
- Preparación para la reapertura general a partir del 18 de mayo hasta el final de este mes. Las áreas económicas que irán preparándose para la reapertura serán la construcción, minería y fabricación de equipo de transporte, consideradas actividades esenciales
- Activar un sistema semáforos para reiniciar las actividades sociales, educativas y económicas por regiones.
A querer o no, la responsabilidad de la nueva normalidad recaerá en los ciudadanos. Seremos nosotros, y no el gobierno, quienes podremos diseñar y poner en marcha las nuevas estrategias para superar esta compleja realidad. Estas nuevas prácticas, desde luego, cruzan por el respeto de los lineamientos propuestos por las autoridades de los tres niveles.
Si corremos un riesgo o no lo corremos al abrir en estos momentos una nueva normalidad, lo sabremos en tanto respondamos con conciencia ciudadana en este momento tan crítico de la pandemia.
@contodoytriques