La tragedia griega

La tragedia griega

Josefina Reyes Quintanar

La cultura griega está inmersa en occidente, es parte de nuestra historia, parte de nuestra idiosincrasia. Mucho habría que agradecer a los griegos, a ese espíritu originario de los años antes de Cristo que los caracteriza. La filosofía, la política, el teatro son algunas de las herencias que nos dejaron, especialmente ese último. Autores como Sófocles, Eurípides y Esquilo son los grandes por antonomasia. Sus obras llevadas al teatro fueron la educación recibida por muchos años. La tragedia griega tuvo una importancia y trascendencia que nadie pone en duda, un género que conectó con la humanidad por las implicaciones sociales, políticas, morales y culturales que siguen permeando nuestro proceder ya que como humanos tenemos una comprensión en que todos estamos igualados en el dolor, en el sufrimiento, en la aventura de una vida que no es la que planeamos, en el fracaso, en la muerte.

La tragedia griega tuvo su apogeo en la Atenas del siglo V a. C, en la etapa Ática o clásica.  Entre los primeros autores se encuentran Tespis, Frínico, Quérilo y Prátinas. Pero fue Esquilo el primero en introducir la Trilogía, en la cual tres partes conforman una historia, además de considerar un segundo actor, haciendo de este género un conflicto más dramático. Con el tiempo, el joven Sófocles le quitaría la batuta, innovando en el uso de una escenografía, utilizando un tercer actor y dejando de lado la trilogía, introduce el Monólogo, lo cual permitió destacar la participación del protagonista y profundizar en su pensamiento. Posteriormente llegaría Eurípides, dando mayor crédito a las emociones humanas, dejando de lado a los grandes héroes y volteando el reflector a esclavos y mujeres en sus obras teatrales.

Entusiasmo es una palabra cuya etimología griega significa el llevar a dios dentro del cuerpo; ese estado de exaltación que alguna que otra vez todos hemos experimentado. La ingesta del vino era el pan de cada día en entre los griegos, quienes reflexionaron sobre la transgresión del comportamiento a través de tomar alcohol. Sumando a ello su fértil imaginación, de donde surgieron los sátiros y los centauros, los desfiles en que disfrazados de animales y paseando por los bosques celebraban al dios Baco por la buena cosecha de la vid, empezaron los cantos de los machos cabríos (etimología de la palabra Tragedia) para celebrar, todo ello fue el preámbulo para la creación del teatro griego.

Entiéndase que en la antigüedad la tragedia no era un espectáculo, su función no era sólo entretenimiento; se desarrollaba en un espacio consagrado ya que en los teatros se encontraba el altar a un dios en donde se hacían a su vez sacrificios, y aunque se basa en una historia mítica su función era realmente tratar los profundos problemas de la sociedad ateniense. Se dice incluso que Atenas destinaba un mayor recurso monetario al teatro que a la flota. Eran además un concurso, en el cual se premiaban al mejor actor, al mejor coro y claro, el mejor poeta.

Aristóteles se encargó de explicarnos el origen de la Tragedia y las diferentes etapas del teatro griego en su libro Poética. Al principio, solo era el coro entonando un ditirambo, ese canto improvisado en honor a Dionisos. Posteriormente este canto es escrito y con una forma establecida se ofrecía al altar de los sacrificios. Después vendría el drama, cuando una parte del coro se separa para iniciar un diálogo siendo el preámbulo para el actor. Aristóteles introduce el concepto de “catarsis”, la toma de conciencia del espectador, quien empatiza con las emociones del personaje y a su vez juzga sus acciones lo cual le permite alcanzar otro nivel de sabiduría. Con los impulsos pasionales de la tragedia como el incesto, el suicidio o el matricidio los individuos logran desahogarse sin hacer daño. Una purificación en masa de las emociones humanas.

Al inicio la sede del teatro fue la ladera de una montaña, un semicírculo y lugar donde la acústica favoreciera y donde todos pudieran observar. Se llegaba al lugar justo al salir el sol y la obra terminaba en el atardecer, doce horas era la duración de las obras. No en vano Wagner quiso crear su propio teatro y tetralogía. Una curiosidad de la puesta en escena de las tragedias griegas es que excluían a la mujer, si el personaje era algún femenino, era interpretado por un hombre. Las sugerencias están de más, Agamenón, Edipo Rey, Antígona, Medea, Las Troyanas, cualquiera de las obras será garantía para su deleite.

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