Guadalajara, Jalisco.-En el gremio de arquitectos, ingenieros y urbanistas se habla de la posibilidad de encharcamientos e inundaciones en el túnel de la que será la estación Catedral de la Línea 3 (L3) del Tren Ligero de Guadalajara.
La sospecha es fundada ante el hermetismo y opacidad por parte de todas las autoridades federales, estatales y municipales asegura a Partidero el arquitecto Jorge Fernández Acosta, integrante del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de Jalisco.
Incluso, miembros del Colegio de Ingenieros solicitaron permiso para acceder al túnel y supervisar la obra, “y no hay manera de entrar para descartar sospechas”.
–Lo que usted manifiesta es delicado. ¿Entre ustedes dicen que se inundaría el túnel?
–Ante las evidencias, sí. De hecho, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, en una de sus visitas a Jalisco recibió información de filtraciones, encharcamientos y posibles inundaciones al interior del túnel, y la autoridad como que matiza y como que esconde, entonces debe ser muy grave.
La construcción de la L3 ha tenido varios obstáculos: no se terminó durante el sexenio pasado, a pesar de ser una promesa de campaña; se estimó un presupuesto de entre 17 y 19 mil millones de pesos y ya supera los 30 mil millones de pesos; el gobernador de la entidad, Enrique Alfaro Ramírez, descubrió deficiencias en los neoprenos, e incluso ha habido socavones de gran magnitud que han “tragado” maquinaria pesada en el llamado Paseo Alcalde.
Recientemente varios medios de comunicación documentaron la variación de altura de 7 centímetros en mil 200 metros lineales de vía. El 6 de agosto pasado, Mural documentó fisuras y daspostillamientos en las dovelas que conforman el tramo subterráneo.
“Todo me preocupa, porque hay varios riesgos por este tipo de fallas constantes que estamos descubriendo. Me queda la incertidumbre de qué sigue, cuál será la siguiente sorpresa”, señala el arquitecto Fernández Acosta.
“Resolver el problema de los nivele del andén es costoso y grave, porque eso nos dice que no hubo supervisión, ni proyecto con seguimiento ejecutivo y profesional. Evidencia superficialidad, carencia de calidad, pero se puede solventar”, explica.
De todas las inconsistencias halladas en la obra inconclusa de la L3 del tren ligero, resaltan las fisuras o grietas que aparecieron en las dovelas de concreto.
“Imagínate en el futuro las filtraciones de agua por grietas. Son fisuras del grosor de un cabello, para ser claro y coloquial, pero por ahí puede pasar una cantidad de agua impresionante. Esa agua dañará más las estructura, crecerán las grietas, habrá más filtraciones y eso socava el terreno, por lo que el riesgo y la posibilidad es alta de más socavones en la ruta de Alcalde”, advierte.
–¿En Jalisco hay profesionales que resuelvan ese problema?
–¡Claro! Por ejemplo, en mecánica de suelo están Salvador Lazcano, quien asesoró a los franciscanos por los daños al templo de San Francisco, y Sergio Carmona Ruvalcaba, exsecretario de Desarrollo Urbano.
El agua existente en el subsuelo de la zona centro de Guadalajara y la falta de pruebas de mecánica de suelo indican la carencia de prevención para evitar los socavones recurrentes y de gran tamaño frente al Museo de Periodismo y las Artes Gráficas (MUPAG), albergado en la finca conocida como la Casa de los Perros.
El arquitecto asegura que “esos hundimientos ocurren de sorpresa, son súbitos. Es urgente que la autoridad y los encargados de la obra tomen acciones contundentes para resolver a profundidad el problema”.
Antes del hallazgo de las grietas, Fernández Acosta estima que se requerirían cinco mil millones de pesos para solventar las fallas.
De no solucionarse de una manera técnica y profesional, el riesgo de más socavones, hundimientos e inundaciones al interior del túnel “pueden ocasionar pérdidas humanas, que sería lo más lamentable”.
–¿Ese riesgo es latente?
–Muy latente. El agua, al penetrar las estructuras de concreto de acero reforzado, carcome al mismo acero, el concreto se expande, se fractura y obviamente eso puede ocasionar un tremendo caos estructural.
Para Fernández Acosta no hay duda que las consecuencias actuales fueron ocasionadas por la opacidad y hermetismo de las autoridades de la SCT federal y de Jalisco.
Señala que desde la administración pasada se mantienen en resguardo los proyectos arquitectónicos, técnicos, estructurales y urbanos.
“Yo sí te diría que en términos de lo local, Rodolfo Guadalajara Gutiérrez (exdirector del Sistema de Tren Eléctrico Urbano en la administración pasada) tiene una grave responsabilidad que debe responder a ella, porque estuvo a su cargo la supervisión”.
El exgobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, debió haber hecho un pronunciamiento al respecto, y el actual mandatario, Enrique Alfaro Ramírez, debe tener el compromiso para con la sociedad y los posibles futuros usuarios de la L3.
“Finalmente, él y su equipo técnico descubrieron el tema de los neoprenos, y es su obligación mostrarse muy exigente por la situación de las fisuras en la
infraestructura”.
–Cuando se ponga en marcha la L3, ¿usted lo usaría?
–Créeme que no, me genera mucha incertidumbre. Te diría que tendría que conocer la situación real estructural y las soluciones que se están proponiendo para tomar una decisión de ese tamaño. Hablo en lo personal, y con franqueza te lo digo: la obra presenta muchas inconsistencias. Si no dan información, entonces puedo asegurar que hay un riesgo grave.
La SCT
“En relación a las dovelas, se informa que son piezas prefabricadas que se hacen en instalaciones con un ambiente totalmente controlado y que tiene un estricto control de calidad durante su etapa de elaboración e instalación en el túnel. A nivel mundial, es normal que produzcan daños en algunas piezas, dado que la máquina que las coloca, al avanzar en la excavación, se apoyan sobre el anillo de las dovelas ya instaladas para la construcción del túnel”, responde la SCT en un comunicado de prensa del día de ayer 7 de agosto.
Agrega que las dovelas que tuvieron alguna fisura o despostillamiento representa un 3 por ciento, “cuya reparación se efectuó siguiendo el procedimiento y la metodología establecida en la normatividad”. Dicho procedimiento concluyó el 1 de julio pasado.
Se han estado atendiendo las filtraciones, por lo que la obra se entregará completamente seca para su operación, “por lo que se reitera que no existe riesgo alguno”.