Jueves 16 de febrero de 2023.- A duras penas se pudieron comprar cuatro pollos fritos, para repartirlo entre decenas de mujeres que al filo de las tres de la tarde ya sentían hambre y se mantenían a la espera de que alguien, en Palacio de Gobierno, se dignara a escucharlas.

Son familiares y amigas de los desaparecidos en Jalisco. Muchas salieron de sus casas con rumbo al centro de la ciudad desde las seis de la mañana. Le dicen al reportero que la búsqueda de sus hijos, sus hijas o sus parientes no da lugar para descanso y menos para festejos.

El dolor que se anida en sus almas, eso dicen, y esa sensación de soledad, les hace moverse a cualquier hora.

Aclaran algunas de ellas que no entienden qué pasa por la cabeza del presidente municipal, Pablo Lemus, el mismo que quiere ser gobernador, a quien ven como un niño inocente, feliz y sonriente, trepado en el carrusel que compró con dinero de los impuestos de todos.

“El señor no tiene ninguna necesidad de entender nuestra tristeza, él vive en su mundo”, dice de manera seca una mujer mayor cuando ve la foto de Pablo Lemus en las redes sociales.

Un día después del festejo de la fundación de Guadalajara, en la Cruz de Plazas, da la impresión de que la ciudad está cruda por tanta luz que tuvo que tragar y tanta quema de juegos pirotécnicos.

Las luces de todas las plazas del centro (la de Armas, la Liberación, Guadalajara y la Rotonda) se apagaron casi cuando el sol ya estaba saliendo, 15 de febrero.

En avenida Juárez y calle Pavo, sobre un puesto de periódico hecho de lámina, prevalece inscrita una leyenda que da el momento que vive Jalisco en materia de desparecidos: “Te cambio mi voto por mi hermano”.

La frase vale para los festejos que encabezan autoridades estatales y municipales.

¿Quién de los parientes de los desaparecidos no quisiera cambiar todos los días de todos los festejos oficiales por un instante para ver regresar a casa sano y salvo a su ser querido?

Ojalá alguien pudiera decir ¿cuántos millones de pesos se gastaron ahí en el festejo por el 481 aniversario de la ciudad?

¿Quién sabe en cuánto vendieron los permisos para la instalación de los dos puestos “fifí” que se colocaron pegados a uno de los muros de la Catedral y que vendían a 50 pesos la taza de chocolate?

¿Por qué ese trato tan diferente para esos vendedores y cómo contrasta la atención de la autoridad hacia los vendedores callejeros? Esos que siempre son molestados y a quienes se les persigue por los inspectores del ayuntamiento.

El 15 de febrero es un día de marcha y plantón que se prolonga por cerca de 10 horas por parte de los familiares de los desaparecidos en Jalisco, un problema social que acumula al menos 14 mil personas que no han regresado a casa.

Al final de cuentas son escuchados hasta que llegan a Casa Jalisco y reciben la promesa de ser recibidos la próxima semana por quienes toman decisiones y pueden realmente hacer algo frente a su problema.

Se les atendió como a cualquier otro manifestante que acude a Casa Jalisco, dijo el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez hoy al referirse a las protestas, donde iban familiares y amigos de Raúl Alejandro Barajas Ordúñez de 27 años, Enrique Esparza Ochoa de 21 y Jonathan Omar Vázquez de 31, tres jóvenes de quienes no se sabe nada desde el 09 de febrero que entraron por ellos al estudio de grabación donde trabajan.

Ellos se manifestaron con integrantes de otros colectivos, quienes se convierten en víctimas colaterales de las desapariciones en Jalisco, una entidad que ronda -oficialmente- las 14 mil víctimas y que lo sigue colocando como el estado #1 con esta problemática.