Filosofando: Los distintos momentos del priísmo

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Juan M. Negrete

18 de junio de 2022.- Una visión extendida en torno al partido, que asaltó el poder en el reciente cuatrienio transcurrido y que de forma más que sorpresiva ha venido avasallando el espectro nacional, se finca en el simplismo de afirmar que sea una mera mutación del viejo PRI en Morena. Cuando arrancó su crecimiento se buscó ridiculizarlo con el vocablo de PRIMOR. Pero pronto paró esta descalificación. Sus opositores recurrieron a mejores tretas, como la que difundió hace días doña Dulce María Sauri Riancho. Dijo: Morena es la cuarta etapa del PRI. Es una mera visión infantilizada que no se atiene a la dureza objetiva de los hechos políticos. Pero cumple, extendiendo la confusión.

Busquemos desembrollar la idea vertida un día sí y el otro también sobre lo que sea o signifique la 4T. No suelta la cantaleta el vocero central de Morena, que, aparte de ser el fundador del partido, llegó a la silla presidencial o titularidad del poder ejecutivo federal. Obrador, o AMLO, o el Peje, no suelta el micrófono para referirse con las siglas 4T al ejercicio de su mandato. La tiene bien tipificada, de manera que no tendría por qué generar los equívocos que corren por la palestra.

Desde sus discursos reiterativos, vemos que plantea como telón de fondo de sus referencias a la historia oficial de nuestra nación. Se enlistan tres momentos centrales de nuestra evolución como estado-nación. El primero provino de la insurrección popular en contra del dominio colonial que ejercía España sobre nuestro territorio. Lo simplificamos con el nombre de Independencia. A la segunda etapa le llamamos Reforma, que tuvo que zanjar a nuestro favor hasta una invasión extranjera y la imposición de un emperador austríaco. Fue lucha que se dirimió en el campo de batalla, como la primera también, y de la que por fortuna salimos avante.

La tercera etapa, o transformación pues, fue la que nos trajo otra vez un período de conflicto armado o guerra fratricida, es conocida como Revolución Mexicana. No necesita exposición, pues sus avatares forman parte de la instrucción de cada uno de los mexicanos que transitamos por estos lares. (O formaban, según empezamos a detectar en la cada vez más extendida ignorancia de nuestra historia patria).

En estas tres acotaciones coloca Obrador luego la suya, la cuarta, que no la suelta ni para dormir. Podrá discutírsele cuanto se quiera si es justa o no la apreciación de lo que esté empeñado en conseguir como resultado de sus trabajos políticos. Pero lo que no se puede meter en líos de confusión es la referencia que se hace en este listado, en el cual coloca la suya como la más reciente o actual y que dice ser la que estamos viviendo.

De manera que cuando escuchamos las borucas sobre el PRIMOR, o las gracejadas de que Morena sea la cuarta transformación del PRI, nos sea tan evidente la pifia, o bien la mala intención de tal deformación locuaz. Se entiende que se empuñen tales toletes y se revuelva la costalera, atenidos al refrán de que en la guerra y en el amor todo se vale. Pero es necesario desbrozar el paisaje político para no perdernos. Tomando el historial de ambos partidos, habrá que constatar también algunas variantes que son pasadas de largo, tal vez por mera economía del discurso. El PRI no inició la presencia de su logo en 1929, como se reitera en todos los foros. O si se le quiere fundir con el mismo partido del gobierno, que brotó en aquel año, para dar a entender que se trata del mismo ente pero con distinto pañal, de todas formas habrá que dilucidar primero las partidas.

Fue fundado desde el poder, en el período de salida del presidente Plutarco Elías Calles y la entrada de Emilio Portes Gil. La fecha precisa de este evento es el 4 de marzo de 1929. El nombre con que se le bautizó fue PNR, Partido Nacional Revolucionario. No nació entonces como PRI y esto debe quedarle claro a todo el mundo. El día 30 de marzo de 1938, estando en la presidencia don Lázaro Cárdenas del Río, al PNR se le cambió el nombre. Dejó de ser PNR y pasó a mentársele como PRM, Partido de la Revolución Mexicana.

Si se toman como distintos, el primero duró apenas nueve años vivo. Pero habían transcurrido ocho años de PRM, cuando el 18 de enero de 1946, se desaparece otra vez al partido oficial o se le cambia de siglas. Serán distintas las formas de entender este fenómeno, pero los hechos son contundentes. El PRM es sustituido el PRI, Partido Revolucionario Institucional. El evento, en el que se le modificó el nombre de nuevo o bien fue fundado como partido nuevo, transcurrió durante la segunda convención del PRM, en el teatro-cine Metropolitan de la ciudad de México.

El partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) fue fundado el día 9 de julio del 2014. Entonces ¿cuál cuarta transformación del PRI? Hasta como chiste es mala esta salida de la señora Sauri. Lleva vivo ocho años y ya acumula 22 gubernaturas del país. Ostenta las estafetas del poder ejecutivo nacional y las mayorías de las bancadas del poder legislativo. ¿Acaso puede afirmarse en serio que las haya recuperado para el PRI? Habrá que decirles a los críticos que muestren más seriedad en sus exposiciones. Ya le seguiremos al choro. Por hoy basta con esto.

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