Uno de los asuntos que más preocupan al mundo, a los mexicanos y a los jaliscienses en especial, es la afectación de los recursos naturales por la depredación, motivado por el crecimiento poblacional, la inconsciencia de los habitantes y la extrema torpeza de los gobiernos.
Es notorio como el tema es evadido por los candidatos a puestos de elección popular, aunque por el nivel de afectación y de competencia destaca el desinterés del tema de los candidatos a la Presidencia de la República. No se escucha ni como referencia cuando hablan de otros temas, sobre su propuesta para resolver el grave daño que sufre la naturaleza en elpaís.
Para el interés directo de los jaliscienses podemos referirnos al caso de la Cuenca Lerma Chapala, que ha sido uno de los temas más sensibles durante cuando menos a partir de la segunda mitad del siglo Veinte. El último intento serio del gobierno federal por enfrentar el deterioro de la cuenca fue durante el sexenio de Carlos Salinas, en el que se involucró a los distintos sectores sociales de la zona en que habita más de la tercera parte de la población del país.
En un esfuerzo interesante en el que participaron los gobiernos de los estados de la cuenca, que mediante acuerdos y la supervisión del gobierno federal se implementaron importantes proyectos para el tratamiento de las aguas residuales y el manejo racional en la agricultura de los mantos freáticos y el propio caudal del rio y sus afluentes.
Sin embargo con la llegada del gobierno de Ernesto Zedillo nos alcanzó la maldición de la falta de continuidad de los proyectos, con la suma de un gobierno débil, de decisiones erráticas y sin claridad de rumbo. Se abandonaron todos los programas arrancados en el sexenio anterior, para los que había hecho un gran esfuerzo la sociedad y las administraciones, federal, estatales y municipales.
Sin embargo lo más preocupante es que los mesías que vienen ofertando el Paraíso Terrenal para el siguiente periodo sexenal, no se hayan percatado del enorme daño que se está causando a los recursos naturales. Aunque más grave es su percepción de la realidad, derivada de la falta de conocimiento de los problemas que enfrenta la sociedad.
De los candidatos a gobernador y de las presidencias municipales también podemos afirmar lo mismo. Su desconocimiento y falta de interés por el tema ecológico y de los recursos naturales es patético. Así nos sentirnos en indefensión ante personajes de los que habrán de surgir quienes administren nuestra riqueza natural. Actitudes que damos por sentado adoptaran como gobiernos los electos, sensación que sufrimos desde los gobiernos de Acción Nacional en los que predominó la ignorancia y la falta de interés por resolver los problemas. Dicho desánimo lo vino a culminar el gobierno actual de Aristóteles Sandoval, cereza del pastel de los gobiernos de los últimos treinta años.
La falta de interés de los involucrados y su ausencia de conocimiento para abordar los problemas, se ilustran con propuestas de ocurrencia, sin una visión integral de los fenómenos. Como consecuencia se generan círculos viciosos que si no se atienden de la manera correcta, será imposible resolverlos.
Así tenemos que el candidato a gobernador del Verde Ecologista se enfoca en la contaminación del Río Santiago, en tanto que el candidato del PRI a Guadalajara expone como plan central el rescate de la Barranca de Oblatos. Cuando un mínimo de análisis los llevaría a saber que El Bosque de la Primavera, la Sierra del Madroño, la laguna de Cajititlán y la Presa del Ahogado, componen un corredor natural de flora y fauna que es imperativo restaurar y mantener.
Las políticas públicas deben corresponder a la solución de distintos fenómenos que afectan a los habitantes, en este caso de Jalisco. En la vertiente del agua, deben retomarse los programas de uso racional y limpieza del líquido de la Cuenca de Chapala, desde su origen en el Estado de México hasta verter en el Océano Pacífico. Debe establecerse una rigurosa supervisión de la operación de las plantas de tratamiento residual, cuyo manejo ha sido errático por municipios y estados. Para ejemplo tenemos el lago de Chapala, en cuyo entorno se generan enfermedades ligadas a la contaminación del agua.
En una etapa complementaría se tendrá que atender la limpieza de las aguas que genera la zona metropolitana, incluyendo desde luego un estricto manejo de los residuos venenosos generados por fábricas que operan con total impunidad.
Cabe visualizar como excepción en el tratamiento de las aguas, el caso de las tequileras a las que la Unión Europea obliga a llevar un tratamiento adecuado de recuperación del agua, para ser aceptados sus productos en el mercado europeo.
Otro ejemplo de daño a los recursos naturales es el que se ejerce a los bosques de las selvas jaliscienses, afectados por la intervención deshonesta de funcionarios públicos del ramo. Como la destrucción de las selvas del sur del estado colindantes con Michoacán, para desarrollar el redituable negocio de la plantación de árboles de aguacate, para lo que se destruyeron los paraísos de flora y fauna, además de generadores de reservas de agua potable.
Son graves daños al recurso natural de Jalisco asimismo los que se generan con el otorgamiento de concesiones de explotación minera que afecta a las Áreas Naturales Protegidas de la Reservas de la Biósfera de Manantlán en un 54.3 por ciento y de Chamela Cuixmala en un 30.1, de acuerdo a la denuncia de la organización Fundar.
A lo anterior habrá que sumar la extracción clandestina de material minero de la Sierra de Manantlán por la delincuencia organizada. Así como la tala clandestina de maderas preciosas por la delincuencia organizada en la Reserva de la Biósfera de Manantlán y en la sierra de Cabo corrientes, entre otras.
En el tema de la contaminación del aire sobre todo en la Zona Metropolitana de Guadalajara, tenemos como causa directa décadas de administraciones públicas indolentes, que se han desentendido de temas como el crecimiento urbano desordenado, la planeación de la vialidad y el transporte público.
Lo descrito es solamente un esbozo de los graves problemas que nos agobian y de los que los candidatos mesías no tienen idea que existen. Esto bastaría para deprimir a la sociedad más optimista.