Luis Echeverría, un caso clínico

Jorge Meléndez Preciado

13 de julio de 2022.- Ha resultado alucinante leer varios textos donde se hace un elogio a Luis Echeverría Álvarez (LEA), el hombre que murió en la más absoluta soledad, incluso de sus parientes, no se diga de aquellos a quienes favoreció desmedidamente, y de forma lejana elogiaron sus controvertidas acciones.

No me extrañó para nada que Mauro Jiménez Lazcano, quien fue su vocero en la presidencia de la República, junto con Fausto Zapata Loredo, hiciera una revisteja que importa adquirirla, donde algunos elogian a LEA como el gran presidente.

Mauro y Zapata, hacían desde antes de 68, una columna en el periódico La Prensa, donde utilizando información confidencial, atacaban a los estudiantes mexicanos que estaban por rebelarse. Incluso mencionaron la llegada de dos alumnos franceses que estuvieron en la entonces Escuela de Economía de la UNAM dando una plática acerca de la revuelta en Francia. Y en la columneta se decía que esto mostraba la injerencia extranjera en nuestro país (sic enloquecido).

En la actual publicación de Mauro exaltan a LEA. Beatriz Paredes, quien impulsó la ley antiaborto, no obstante que se presentaba como feminista. Augusto Gómez Villanueva, que desde la CNC mandó reprimir la Marcha por la Libertad de activistas de la CNED, que caminaron rumbo a Morelia para exigir la libertad de los presos políticos, en febrero de 1968. Alfredo Ríos Camarena, encarcelado por desvíos millonarios de una de las obras cumbre de turismo entonces, las playas de Bahía de Banderas. Y otros más.

Todo congruente con un hombre imparable en el trabajo y locuaz en sus propuestas.

Frente a su defensa del Tercer Mundo, su apoyo a China- apertura planeada por Henry Kissinger por razones económicas para Estados Unidos- y su apoyo a Cuba, vale decir que era una de sus aparentes caras.

Como bien lo documento el cineasta Carlos Mendoza, Wiston Scott, un jefe de la CIA, alertó que Luis Echeverría no sólo fue informante sino estuvo en la nómina de la agencia desde la secretaría de Gobernación hasta la presidencia de la República. Su mote era Litempo ocho. Ya que Díaz Ordaz tenía el número siete y Fernando Gutiérrez Barrios, el nueve. ¡Los tres empleados del imperialismo yanqui!

En el gobierno de Díaz Ordaz, mi hermano Hugo Tulio trabajaba en la presidencia de la República. Me llamó para informarme que el señor: Humberto Carrillo Colón, era agente de la CIA y estaba como funcionario mexicano en Cuba, algo que transmití a Manuel Cortina Castro, entonces primer secretario de la embajada antillana aquí. El manejo del espía era exclusivo de Díaz Ordaz y Echeverría.

Félix Hernández Gamundi, señala en periodistasunidos.com.mx, que antes de juzgar a LEA por genocidio, algo que los miembros agrupaos por Raúl Álvarez Garín en el Comité del 68, insistieron ante el Fiscal Especial, Ignacio Carrillo Prieto, aunque unos días antes, curiosamente, la ley se modificó para que los mayores de 60 años que fueran sentenciados por delitos graves, purgaran la condena desde su domicilio. Algo que benefició a LEA, quien estuvo en San Jerónimo, muy tranquilamente.  Juicio del cual no fue exculpado, como dice erróneamente su entonces abogado, Juan Velázquez.

Y agrega Hernández Gamundi, uno de los jueces que le permitió ese beneficio a LEA, fue el magistrado Jesús Guadalupe Luna Altamirano, quien posteriormente fue descubierto como uno de los muchos de ese poder ligados al narco, algo que continúa inexplicablemente.

Señala muy bien Carolina Verduzco: “El ex presidente Luis Echeverría murió en libertad condicional y sin la condena judicial que se demandó y se continuará demandando, pero no es un hecho menor que no se haya encontrado inocente, ni se le haya absuelto por el que estuvo formalmente en prisión domiciliaria durante dos años y cuatro meses. Su liberación condicionada fue dictada por el magistrado Ricardo Paredes Calderón “para efectos”, algo que lo mantuvo bajo la espada de Damocles y, aunque haya fallecido el proceso judicial puede continuar.

“Ante el riesgo inminente de su reaprehensión- y esforzándose por limpiar su imagen pública intentó obtener su libertad absolutoria, pero no tuvo éxito” (La Jornada, 11 de junio).

En 2018, el Comité de 68 intentó llevarlo a juicio, por la inacción de la PGR, aunque jamás fue exonerado como se dice.

LEA falleció justo cuando se conmemoró el quincuagésimo aniversario del golpe a Excélsior (6 de julio de 1976), el cual fue una afrenta a la prensa mundial, aunque posibilitó que sugieran una serie de publicaciones como: Proceso, Crítica Política, Razones, Unomásuno, La Jornada y otras que han contribuido a dar luz acerca de muchas trapacerías de los políticos mexicanos, que como LEA se presentan con una cara y tienen otra, muy siniestra.

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