¿De quién o quiénes son las maquinitas tragamonedas que impunemente, con permiso, o sin permiso, proliferan por todos lados? Los hay lo mismo en ciudades que en rancherías y poblados –aún en los más aislados. Niños, jóvenes y adultos de todo género, clase social, con estudios o sin estudios, tienen acceso indiscriminado a esos luminosos taburetes inductores de potenciales ludópatas. Qué, ¿no hay autoridad local o federal que regule las maquinitas tragasueños?