Miércoles 23 de agosto de 2023.- En el año de 2013, 5 niños que para entonces cursaban la primaria, Dante de 12 años, Diego de 10, Jaime de 11, Roberto de 10 y Uriel de 9, jamás imaginarían que lo que en ese momento ocurría con 6 jóvenes desaparecidos, les pasaría a ellos también 10 años después.
El 6 de julio de 2013, Ángel, Daniel, Eduardo y Gerardo habían salido a celebrar el cumpleaños de Eduardo y cuando ya se encaminaban hacia la casa de Daniel, por el Boulevard Orozco y Jiménez, una avenida céntrica de Lagos de Moreno, fueron interceptados por un grupo de sujetos armados, a bordo de una camioneta con torreta y se los llevaron. Posteriormente, a Christian, Marco y Rodrigo, se los llevaron de sus propias casas.
Después de percatarse de su ausencia, sus familias comenzaron su búsqueda. Un mes después, el 14 de agosto de 2013, agentes del Ministerio Público y personal del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses notificaron a las familias de los jóvenes que se habían localizado unas osamentas en las inmediaciones de una finca. Estas osamentas de acuerdo con los análisis genéticos realizados pertenecían a cuatro de los seis muchachos: Daniel Espinosa, José Gerardo Aguilar, Rodrigo Espinosa y Marco Antonio Ramírez. Las autoridades forenses confirmaron más tarde la identificación de Eduardo Ramírez y Ángel de Jesús Rodríguez. Christian Ávila Cardona no ha sido localizado hasta ahora.
Los jóvenes habían sido sometidos, tras su desaparición, a vejaciones físicas y tortura, y luego de su asesinato, sus cuerpos fueron disueltos en sustancias químicas para tratar de desaparecerlos por completo.
Hoy la historia se repite con Dante Cedillo Hernández, de 22 años, Diego Alberto Lara Santoyo, de 20 años Jaime Adolfo Martínez Miranda, de 21 años, Roberto Olmeda Cuéllar, de 20 años,
Estos cinco jóvenes, de entre 19 y 22 años, eran unos niños apenas cuando ocurrieron aquellas desapariciones en el año 2013. Eran cinco niños con sueños, con esperanzas y con toda una vida por delante que se ve truncada por la ineficiencia del Estado mexicano que no ha sabido garantizar la No Repetición de las gravísimas violaciones a los derechos humanos en Jalisco y especialmente en Lagos de Moreno. Antes de que se conviertan en una cifra, hay que recordar que Dante es un apasionado ciclista, que Diego está dedicado al oficio de la herrería, que Jaime trabaja como obrero de la construcción, que Roberto practica boxeo y estudia ingeniería industrial en la Universidad de Guadalajara y que el más chico del grupo Uriel, también practica boxeo.
Hay que hablar de ellos en presente honrando su memoria, sus sueños y esperanzas. No hables de ellos por los videos y fotografías que estuvieron circulando en redes sociales. Quizá no lo sabes, pero al abrir esas imágenes y al compartirlas, te colocas en la posición de las personas perpetradoras del horror. Te sitúas en la posición de quien las grabó y de alguna manera te conviertes en cómplice de la barbarie. Por respeto a las víctimas en este y otros casos, no compartas las imágenes de la violencia. En su libro “La Muerte como espectáculo” de Michela Marzano, analiza el punto de la deshumanización y la complicidad con el ejercicio de la violencia. Paremos la violencia digital también, paremos la barbarie, paremos el horror.
Hoy toca exigir al Estado Verdad, Justicia y garantías de no repetición. Pero también toca honrar la memoria de estos jóvenes que hace diez años eran unos niños y que el Estado no supo, no pudo, no quiso, garantizarles una vida plena y libre de violencia.
Dra. María Guadalupe Ramos Ponce
Vicecoordinadora de CLADEM en México
Profesora Investigadora de la UdeG.
@dralupitaramosp
lupitaramosponce@gmail.com
Canal de Youtoube Dra. Lupita Ramos.
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(Foto: Infobae)