Alfaro Ramírez en San Gabriel, tras desbordarse Apango.
Guadalajara, Jalisco.-Han transcurrido tres meses desde que se desbordó por primera vez el río Apango, en el municipio de San Gabriel, a consecuencia de la deforestación del bosque para dar paso a la plantación de árboles de aguacate, preferentemente, y en segundo lugar, para agave, y a la fecha no hay una sola persona detenida o citada a declarar.
Oswaldo Ramos, activista social de la zona rulfiana, expresó que “de nada sirven las buenas intenciones –lo digo con ironía–” por parte del titular de la Secretaría General de Gobierno, Juan Enrique Ibarra Pedroza, del de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Seder), Alberto Esquer Gutiérrez, y del de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), Sergio Graf Montero.
El 2 de junio pasado se desbordó por primera vez el río, hubo pérdidas humanas y afectación al menaje de varias familias. Se declaró a San Gabriel zona de desastre natural.
Un par de días después, los tres funcionarios mencionados por Ramos presentaron una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). Sin embargo, “no se ha detenido a nadie, no hay ni una huerta de aguacate clausurada; todos sabemos que están ahí de manera irregular”, señala Ramos.
Agrega que las acciones de los funcionarios quedaron en “buenas intenciones, lo digo entre comillas. Salieron en las fotos interponiendo denuncias en contra de quien resulte culpable, cuando hemos visto que la familia del gobernador (Enrique Alfaro Ramírez) tiene hectáreas de aguacates en la sierra alta de San Gabriel. Evidentemente, hay un conflicto de interés, y por eso no se le entra de lleno al tema”.
A pesar de la demanda interpuesta por autoridades del gobierno estatal, la depredación del área de bosque continúa, dice Oswaldo Ramos. “Seguimos viendo, en lomas y en la zona alta, máquinas talando árboles”, asegura.
Ramos Informó a Partidero que en la actualidad la zona sur de Jalisco tiene 30 mil hectáreas de plantíos de aguacate. Tan sólo en San Gabriel, en 2001 tenía 198 hectáreas de aguacate, y en este 2019 son 2 mil 800 hectárea.
Ante la falta de resultados por parte de las autoridades municipales y estatales a consecuencia del evidente conflicto de interés, pobladores de la zona se organizan para interponer en breve una demanda colectiva, pues “la tala de la zona boscosa en San Gabriel equivale a un 60 por ciento; esto es muy alarmante”.
Dijo que las afectaciones han sido en San Gabriel, principalmente, pero la misma suerte correrán pobladores de Zapotiltic y Tamazula.
Oswaldo Ramos señaló que tiene un par de tíos con más de 80 años de edad, viven en las cercanías del río Apango y cuentan que jamás habían padecido una barbarie ecológica como la actual.
El 2 de septiembre pasado se volvió a desbordar el río Apango, también conocido como Salsipuedes, justamente a tres meses del primer desbordamiento, por fortuna en esta segunda ocasión no hubo pérdidas humanas que lamentar; en ambos casos corrían por las calles de San Gabriel grandes cantidades de agua con lodo y troncos, prueba de la tala indiscriminada.
“No es justo que una comunidad de 18 mil habitantes estemos con miedo de que se vuelva a desbordar el río”, expresa.
Advierte que el problema de fondo se resuelve con castigo a los responsables que permitieron la tala del arbolado para beneficio de empresarios sin escrúpulos, con la complacencia de algunas autoridades. “El argumento de ellos es que las huertas de aguacate en San Gabriel dan empleo a pobladores y que las aguacateras han generado ingresos económicos a Jalisco; es cierto, pero no debe continuar a costa de la calidad de vida y tranquilidad de las personas”.