“Ni tanto que queme al santo…”

Mientras que en los más variados países del mundo se toman medidas terminantes, drásticas incluso, en contra del Covid-19: medición de temperatura corporal, sin excepción, de viajeros y obligadas cuarentenas tras arribos en aeropuertos; cierre de fronteras; suspensiones de vuelos y hasta movilización militar al punto del toque de queda, aislamiento de ciudades y regiones, incluida la reclusión domiciliaria junto con la parálisis de actividades laborales y estudiantiles, México enfrentará estoicamente el coronavirus.                 santo

Al menos ese es el panorama que se otea en el horizonte cercano, en tanto los contagios siguen en aumento. Ayer miércoles dieron un salto en todo el territorio nacional, al pasar de 93 a 118 enfermos, y de ahí para arriba, desafortunadamente.

Mientras tanto, anoche murió en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) un paciente de coronavirus que fue contagiado local o comunitariamente, esto es, sin haber salido del país. Su edad, 41 años, según publicó de inmediato en su página virtual el diario La Jornada y dio cuenta del caso de otro individuo de la misma edad que se encontraba muy grave a causa del mismo virus.

Por cierto, el enfermo, internado en terapia intensiva en un hospital particular, asistió el pasado fin de semana al ahora posiblemente fatídico Festival Vive Latino, en el cual pudieron haberse infectado muchos de las decenas de miles de espectadores que asistieron al evento. Un mal paso que dio, por autorizarlo, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, pese a advertencias y críticas en medios informativos nacionales e internacionales, frente a la presencia del muy peligroso coronavirus Covid-19.

Habrá que esperar los informes que rinda la famosa Sheinbaum, quien siempre encuentra una salida fácil. Por lo pronto, también hubo irresponsabilidad de los organizadores que, ante el creciente número de contagiados, nada hicieron para suspenderlo.

Pero también poco o nada hicieron muchos concurrentes para evitar el contagio en tan apiñado evento. Al contrario, con humor sobrado, se mofaron del terrible mal. (Una excelente foto de mi excompañero de la revista Proceso, Miguel Dimayuga, lo dice todo).

Y mientras tanto, vemos la tempestad y no nos hincamos.

Eso sí, el presidente Andrés Manuel López Obrador, impulsado sin duda por el empujón que la semana pasada le dio Hugo López-Gatell, quien expresó, cual semidiós, que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio, y quien, en lugar de poner ejemplo de “sana distancia”, que recomienda el subsecretario de Salud, sigue repartiendo besos y abrazos –ejemplo equivocado de brindar confianza a la población para que no entre pánico por la pandemia.

Pero AMLO tampoco quiere usar gel antibacterial, como sucedió el lunes en su Mañanera.

Lo peor, refieren los especialistas del tema, es que hasta hoy no ha
habido una reunión del consejo técnico nacional que encabezan el propio presidente y López-Gatell como vicepresidente, lo que explica el porqué de esa incertidumbre que reflejan distintos cuerpos médicos y trabajadores en general de hospitales oficiales.

Si no hay acción, de nada sirven escapularios ni amuletos. Acción y gasto, si no en lo necesario, sí en lo indispensable, es lo que urge hoy más que nunca. De lo contrario, el revés pudiera ser muy doloroso. Nadie lo desea.

Baste recordar que tanto Italia, con hasta 475 muertos ayer por Covid-19, como España, con un promedio diario de 150 decesos, no atendieron rápido el problema y se les complicó en extremo. Y eso que tienen mucho mejores servicios de salud que nosotros y abundantes recursos económicos.

Eso sí, ayer miércoles, en la conferencia de prensa, con esa “fuerza moral” el mandatario mostró amuletos e imágenes religiosas: un billete de dos dólares y un trébol de cuatro hojas. Dio lectura a la leyenda adjunta de una de las imágenes: “Detente enemigo que el corazón de Jesús está conmigo”. Luego acotó: “Son mis guardaespaldas”. Agregó que lo mismo recibe tales objetos de católicos que de evangélicos y librepensadores.

Todo ese sincretismo para manifestar su confianza en contra de cualquier enemigo que asegura no tener, y por el coronavirus que nos amenaza con efecto multiplicador y que, para combatirlo con eficacia, no tenemos la suficiente infraestructura hospitalaria pública ni privada. Baste recordar que hay escasez hasta de mascarillas, cubrebocas e insumos básicos para el personal de atención como enfermeras, médicos y paramédicos. No se diga respiradores, que son indispensable.

No sin motivo, trabajadores del mismo INER protestaron el martes porla falta de equipo y protocolos para la atención a enfermos de coronavirus. No han tenido siquiera pláticas, menos entrenamiento sobre qué hacer en estos casos, denunció el dirigente sindical Oscar Ramos López, quien reprochó a las autoridades haber afirmado una y otravez que “estamos preparados, cuando eso no es exacto”. Y eso que se trata del hospital por excelencia de atención a enfermedadesrespiratorias.

En el caso particular de Jalisco, en donde hay riesgo inminente de que varias personas estén contagiadas (hasta ayer había cerca de una
decena de las 400 que asistieron, en Vail, Colorado, a una competencia de esquí) es la misma situación que a nivel nacional.

Estos viajeros, entre quienes habría algunos funcionarios de gobierno, tuvieron contacto con italianos posiblemente portadores del virus que habrían transmitido también a otros turistas, como es el caso del empresario José Kuri.

Si China, origen del problema, empieza a tener éxito y ha parado los contagios, aparte de estar experimentando una vacuna, es porque tan pronto se dieron cuenta de la magnitud del virus, pusieron manos a la obra: levantaron un hospital en diez días, al tiempo que los científicos se dedicaban a la investigación.

Moraleja: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no le alumbre”, y “a Dios rogando…

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