Niñas que valen oro y perciben muy poca plata

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Más que un juego

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La gloria de las jovencitas jugadoras de la selección mexicana de fútbol Sub 17 femenil contrasta con la actual situación de su balompié en nuestro país, pero lo que significa llegar por primera vez a la final de un Mundial de la especialidad, debería ser lo que allane su actual y difícil camino.

En alguna ocasión, el pintor y artista plástico Salvador Dalí mencionó que le costaba mucho trabajo entender a México, que el país superaba incluso el surrealismo de sus pinturas, circunstancia que parece ser parte de la idiosincrasia mexicana.

En medio de esta reflexión, ver a unas niñas jugar fútbol en un país en cual la fundadora de un club de fútbol en Tijuana fue asesinada por una situación de machismo, y, más aún, verlas llegar a una final de Campeonato del Mundo, es por demás delirante y meritorio.

Y es que lo que ha logrado ya el equipo de la entrenadora Mónica Vergara, quien disputó un Mundial en 1999, es digno de reconocimiento. Y no solo social, sino deportivo: superar a un equipo africano (Ghana) para llegar a las semifinales y vencer en la antesala del título a Canadá (equipo poderoso en la categoría) merece un análisis mayor que solo el aplauso y la trillada frase o titular de prensa “histórico”.

No debemos pasar por alto que ya el fútbol varonil entregó par de títulos de esta categoría, en 2005 y 2011 y debido a las vicisitudes del sistema futbolero nacional, pocos jugadores de aquella generación se consolidaron y por tanto el equipo nacional mayor no logró redituar beneficios de aquellas “generaciones doradas”. Irónico que en nuestro futbol ocurra esto y en Francia un joven de 19 años llamado Kilyan Mbappé guié a los galos al título mundial en 2018.

Precisamente ahora que las niñas en México tienen ya la opción de una Liga Femenil, misma que parece empieza a rendir frutos, pues algunas de las jugadoras de este Tri Femenil militan en algunas escuadras del circuito nacional.

Justo unos líneas anteriores hablábamos del fútbol francés varonil, campeón del mundo, mientras que México no supera los octavos de final. También en el balompié femenil hay una brutal disparidad. Mientras que en Francia una mujer que juega al fútbol profesional gana 49 mil 782 dólares por mes – de acuerdo a un estudio del Global Sports Salary Survey,-en México el promedio es de 2 mil 184 pesos.

Es decir, que las futbolistas en México ganan apenas el 4.4 por ciento de lo que perciben sus homólogas en el fútbol francés, que encabeza el listado, por encima de países como Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Suecia y Nueva Zelanda, siendo ésta última nación semifinalista del Mundial actual y derrotada por España, próximo rival del Tri en lucha por el título que se disputa en Uruguay.

Con estas disparidad salarial, México logró mucho más que las neozelandesas, mismas que reciben, en promedio, un salario de 10 mil 682 dólares mensuales.

Es cierto que el fútbol mexicano femenil comienza a tomar fuerza y estructura, pero es importante que se busquen equiparar las condiciones salariales y laborales, ya no digamos a nivel internacional, sino cuando menos entre los equipos de Primera División y los de Liga Femenil MX donde coinciden las franquicias.

Más allá del resultado en la finalante las españolas, la selección mexicana de fútbol femenil merece galardones, reconocimiento y mejora en todos sentidos a sus oportunidades y desarrollo.

De lo contrario pasará como en el fútbol varonil donde dos títulos juveniles y generaciones doradas se perdieron entre la gloria de haber ganado un Mundial.

Y mientras eso sucede en México, en Francia un joven de 19 años es figura del equipo campeón del Mundo y acá es relegado a los equipos con límite de edad, al ascenso, o bien al retiro prematuro.

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