No salieron por el PAN, salieron por los billetes

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Marko Cortés (al centro) presidente nacional del PAN.

 

No podemos negar que a lo largo de la historia política del México posrevolucionario en el contexto de las luchas y movimientos sociales por democratizar este país, el Partido Acción Nacional (PAN) ha sido una pieza importante para avanzar en la construcción democrática de la República. Esta realidad, frente al ejercicio del poder panista, confirma que el blanquiazul ha sido mejor partido en la oposición que en el gobierno.

Es evidente que su llegada a la presidencia de México en el año 2000 de la mano de Vicente Fox y la Agrupación Amigos de Fox, se presentó en uno de sus peores momentos en cuanto a cuadros políticos se refiere. Vaya ironía de la historia. Muy pronto los neopanistas mostraron sus prácticas y discursos que los llevaron a divorciarse de la doctrina fundacional de ese instituto político. Lo haceres y decires de los nuevos encumbrados en el poder distaban mucho de los postulados fundacionales del PAN a finales de la década de los años treinta del siglo pasado. Quizá por su disciplina partidista (que muchos partidos no tienen) evitaron una desbandada, aunque si se presentaron distanciamientos y algunas rupturas que terminaron por debilitar a esa agrupación política.

La nueva narrativa panista más temprano que tarde se vio materializada y apuntalada por sus prácticas de corrupción e impunidad: fraudes electorales, imposición de candidatos, uso patrimonialista del presupuesto, changarrización del trabajo legislativo (la llamada cultura del moche), maridaje con grupos criminales, nepotismo rampante, y un largo etcétera.

La última ficha en el tablero de la corrupción es el video que comenzó a circular esta semana donde se mira a varios miembros de ese partido recibiendo bolsas repletas de dinero. Aparecen Rafael Jesús Caraveo, exsecretario técnico de la Comisión de Administración del Senado; también miramos a Guillermo Gutiérrez Badillo, exsecretario particular del gobernador panista de Querétaro, Francisco Domínguez, quien, por cierto, ya lo removió del cargo. No sabemos si por lo que hizo o porque dejó que lo filmaran. Todavía, buscando la pureza en el ejercicio de gobierno, sale el mandatario estatal a decir que ignoraba las andanzas de su secretario.

De cara a los nuevos videos realizados dentro de una pequeña oficina del nuevo edificio del Senado, ¿Qué dirán los pillados en las filmaciones? ¿Cargarán con todas las culpas o las repartirán? ¿Forma parte de lo ofrecido por Emilio Lozoya para obtener el beneficio del criterio de oportunidad por su colaboración con la justicia? ¿Estaban enterados Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray de las producciones filmográficas? ¿Felipe Calderón conocía de ese entramado o también lo desconocía como “ignoraba” las andanzas de su encargado de seguridad, Genaro García Luna?

Podemos especular sobre el destino del dinero, si era para sobornar a los senadores panistas para que aprobaran las reformas estructurales peñistas, si era el pago por firmar el Pacto por México o si era dinero para aceitar las campañas electorales blanquiazules.

En tanto se resuelve ese asunto a través de una investigación por parte de la FGR, varios panistas muestran nuevamente que la corrupción es una forma que tienen de hacer política y gobierno.

 

@contodoytriques

 

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