Partidiario
Criterios
Apenas asumió la gubernatura de Jalisco hace un año, Enrique Alfaro Ramírez, encaminó sus pasos hacia El Salto y Juanacatlán para, en medio de ambas cabeceras municipales, anunciar su primer compromiso contraído: “sanear integralmente” al río Santiago”, el más contaminado del país.
El evento tuvo lugar en uno de los márgenes y luego en pleno afluente sobre una panga y máquina excavadora y extractora de lirio. Se anunciaron 54 acciones y una inversión de más de mil 400 millones de pesos, aunque algunos expertos hablan de que para limpiar el medio ambiente y de las aguas en la zona re requerirán hasta 3 mil 500 millones.
En los planes de Alfaro no se incluyen acciones en la Cuenca del Ahogado. La planta de tratamiento AHÍ fue construida por el gobierno panista de Emilio González Márquez pero, por sus deficiencias de origen, trabaja por debajo de su capacidad y no incluye las aguas residuales de las plantas manufactureras que son las más contaminantes con metales pesados, sobre todo plomo, y productos químicos en general.
Hasta la fecha, no se conoce siquiera una acción concreta para dicho saneamiento y el número de enfermos, principalmente por problemas renales y leucemia en los dos municipios, supera por mucho los 4 mil enfermos, de acuerdo con el Comité Ciudadano de Defensa Ambiental de El Salto y Juanacatlán.
Y lo peor: se tienen registrados más de mil 254 casos de fallecimientos por esos y otros males provocados por la contaminación de las aguas desde que, a principios de 2008, falleció el menor de edad Miguel Ángel López Rocha, al caer accidentalmente a las aguas de dicho río. El diagnóstico de su muerte fue por envenenamiento causado por cianuro.
En la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador celebrada el 8 de diciembre, el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Víctor Manuel Toledo, afirmó que, por la contaminación industrial, hay seis regiones del país que viven “infiernos ambientales y sanitarios”, y uno de ellos está en Juanacatlán y El Salto, Jalisco, “que llevan 20 o 30 años sin ser atendidos”, precisó.
Las regiones a las que se refirió el secretario de Semarnat, son, además de El Salto-Juanacatlán: Tula, Hidalgo, la cuenca Independencia en Guanajuato, río Atoyac, Puebla y Cotzacoalcos, Veracruz.
De vuelta al Santiago, que nace en el Lago de Chapala, pero se origina esencialmente en el río Lerma que viene del Estado de México, desde donde arrastra aguas sucias tanto por desechos humanos como animales de incontables granjas e industrias sin tratamiento previo adecuado y suficiente. En no pocos casos se carece de plantas totalmente..
Este problema se reproduce lo mismo en el propio lago que después del mismo hasta la desembocadura del Santiago en el mar en el estado de Nayarit, sin que las autoridades en general se hayan preocupado mayormente por resolver tan grave problema que ha provocado la muerte de afluentes y embalses.
Por otro lado, en materia ambiental, se está haciendo muy poco o nada –al menos en Jalisco- para detener la tala inmoderada de grandes extensiones de bosques de pinos en donde ahora éstos se sustituyen con plantaciones de aguacate, o simplemente se explota la madera sin preocuparse por regenerar dichas áreas.
Este tipo de problemas está ocurriendo prácticamente en todos lados. Lo mismo en la sierra de Mazamitla, que en la de Tapalpa-San Gabriel y el Nevado que en la región de Cuautla-Ayutla y en la misma Reserva de la Biósfera en Manantlán y en regiones costeras en donde se explotan maderas finas sin ton ni son. Situaciones en las que en ocasiones han estado involucrados extranjeros, principalmente de origen chino.
Urge pues que tanto instancias municipales como estatales y federales unan esfuerzos para, en última instancia se haga un racional aprovechamiento de los árboles maderables y se reproduzcan otros tantos, o más, pero de la misma especie, dependiendo de las zonas altas o bajas.
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