Tres asuntos deben hoy de ocupar y preocupar a Sheinbaum: I- La decisión de los ministros de la SCJN sobre la reforma judicial, aunque parece no hacerle mella, así haya crisis constitucional; II- La desbordada violencia, fruto de la impunidad y corrupción, y III- Las elecciones en USA. De ellas depende –así nos duela–, la estabilidad del país. Gane Kamala, que nos sería menos desfavorable, o Trump, que amenaza con más controles comerciales e ir contra migrantes y narcos. Su arrogancia y desprecio obsesivos a lo nuestro lo empujan a invadirnos.